Se termina el sueño dorado

*El Tri femenil peleó ante el favorito, Brasil, pero un error en la portería azteca sentenció partido y dio el pase a la ‘verde-amarela’*

El sueño de la medalla de oro fue despedazado en la acción menos peligrosa. Cansadas de intentar por innumerables vías, las brasileñas probaron con un servicio tendido al área y encontraron el boleto a la final.

Marlene Sandoval volvió a medir mal una pelota. No pudo tocarla y la lateral derecha quedó sola frente a la arquera mexicana. Esta vez no falló, esta vez las manos de la adolescente no fueron tan largas como las ilusiones de su equipo.

Desolación colectiva. El Tricolor Femenil resistió cuanto pudo, hasta se dio tiempo para generar cierto peligro en el marco sudamericano. El problema es que Tanya Samarzich careció de sangre fría para definir.

Medina apostó por la más niña de sus 18 futbolistas para cargar con el peso del ataque. Cambió velocidad y frescura por experiencia. Lo pagó en aquella jugada que detuvo los corazones de los cerca de 20 mil espectadores que acudieron al estadio Omnilife.

Fueron minutos cargados de adrenalina. Un par antes había llegado el primer gran susto de la tarde. Daiane Rodrigues empujó la esférica, tras el único yerro de la meta tricolor, pero la asistente salvadoreña Reyna Pacheco consideró que la pelota abandonó el terreno de juego antes de ser tocado por Santiago. Tanto anulado. El alma volvió al cuerpo.

Casi se sale de nuevo cuando la goleadora Sub-17 quedó sola frente a Bárbara Barbosa. No supo que hacer, disparo hacia donde fuera. Enorme falla.

A la distancia, en el banquillo, Maribel Domínguez se tomó la cara. Quizá lamentó no estar en el lienzo verde. Suspiró por la oportunidad que pudo ser suya.

Fue requerida cuando el tanto aún no caía. El entrenador nacional imaginaba que la dupla con Tanya podría ser mortal. No generaron una sola acción.

Brasil también perdió “punch”, incluso ganas de buscar la victoria. Sus jugadoras lucían resignadas a dirimir la clasificación en tiempos extra… Hasta que vino aquel servicio que parecía controlable para la zaga tricolor.

Goncalves no perdonó y la tragedia se materializó. Medina agachó la cabeza. Algunas lágrimas mexicanas cayeron sobre el césped artificial.

Las locales intentaron el empate, Samarzich lo consiguió, pero el tanto fue invalidado correctamente por fuera de juego. Acción que sólo sirvió para desahogar las miles de gargantas ávidas de presumir la hazaña. Doloroso espejismo.

Cuando la árbitro cubana Irasema Aguilera pitó el final, una sentida ovación se escuchó. No hubo recriminación alguna. El gigante volvió a imponerse (1-0), como ha sido en cada una de las ocho batallas sostenidas con el Tricolor.