Héctor Barragán Valencia. El antecedente originario de la libertad personal es el habeas corpus, que fue el acto fundacional de la civilización jurídica moderna, ya que al limitar la potestad del Estado (u otro poder) sobre el cuerpo y la persona, entrelaza las dimensiones de la vida, la política y el derecho.
La libertad personal es el basamento de toda libertad, pues si se cancela la libertad del individuo, cualquier derecho perdería sustento: es la exigencia primigenia y radical de todos los derechos. Ello implica el establecimiento de garantías para hacerla efectiva. Las garantías básicas son dos: que sólo la ley fije los límites de la libertad personal, y el control perenne del poder judicial. Por tanto, la libertad personal ha de ser inviolable e inalienable; es decir, debe ser sustraída del mercado, de los poderes políticos y, por supuesto, de la dictadura de las mayorías.
En el libro coordinado por Bovero, ¿Cuál libertad?, Stefano Rodotà sugiere erigir a la persona en eje del sistema constitucional. “De esta forma –sostiene– la persona se convierte en la vía para la definición de los valores fundamentales del sistema, de manera que es posible hablar de «constitucionalización de la persona» propiamente dicha. Nace así una nueva concepción integral de la persona (…) de su firme derecho a no perder nunca el poder de mantener un pleno control sobre su cuerpo que, a la vez, es «físico» y «electrónico»: está constituido por sus partes materiales y por la información con él relacionado”: datos y genética.
Convertir a la persona en el centro del nuevo constitucionalismo implica, el cumplimiento de dos premisas: la salvaguarda y preservación del sistema democrático y garantizar el desarrollo de la persona humana, es decir asegurar su dignidad, forjando las condiciones materiales de igualdad que le permitan su pleno desarrollo tanto físico como intelectual.
Rodotà advierte que la democracia está en grave riesgo debido al estado de emergencia permanente en el que desemboca la amenaza a la seguridad pública, situación que puede volver indefinidas las medidas temporales que en estos casos limitan la libertad, y así se podría alterar sustantivamente el deber del Estado de tutelar a todas las libertades.
La implicación para México, en guerra contra el narcotráfico y donde los sectores más conservadores del país acosan y coartan la libertad de las personas –en particular de la mujer–, puede llevar en algún momento a la revocación de la inviolabilidad de la libertad personal y, de esta forma, cancelar los derechos que de ella emanan. Se abre así la posibilidad de vaciar de sustancia y suprimir los derechos, empezando por los políticos.
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