El ejército estadounidense, en la recta final de su retirada de Irak, quiere evitar los riesgos y por ello, para garantizar su seguridad a lo largo de la vía que conduce al vecino Kuwait, ha contratado los servicios de las tribus locales.
La casi totalidad de los hombres y del material que deben salir de Irak antes de fin de año, de conformidad con el acuerdo firmado entre Bagdad y Washington, viaja a Kuwait y transita por la misma y única carretera, lo que los convierte en objetivos potenciales de atentados.
En la base de Basora, la gran ciudad portuaria del sur cercana a la frontera kuwaití, el coronel Douglas Crissman es el comandante de las fuerzas estadounidenses en las cuatro provincias del sur iraquí.
Sus soldados, al tiempo que preparan activamente el traspaso de la base a las autoridades iraquíes en los próximos días, están encargados de la seguridad de los convoyes en tránsito.
“Continuamos la misión que comenzamos en marzo (el traspaso de la base) y garantizamos la seguridad en las carreteras para nuestras hermanas y hermanos”, explica el oficial.
“Hemos logrado establecer relaciones con más de 20 jefes de tribus (…) los jefes tribales son responsables de la ‘limpieza’ de la vía rápida, y es por eso por lo que pagamos”, precisa.
La vía rápida “T6” que recorren los convoyes estadounidenses va de Diwaniya (160 km al sur de Bagdad) a Basora, o sea unos 400 km, y luego continúa hacia Kuwait.
Los estadounidenses temen que pueda haber bombas escondidas a lo largo de la carretera que pasa por entre escasos pueblos, sembrados y terrenos baldíos.
Menos de 10.000 soldados y personal estadounidenses quedan por evacuar antes de que termine el año.
En caso de que estalle una bomba, por ejemplo, “llamamos al jeque” encargado de la zona, explica el coronel Crissman. “Le preguntamos lo que ha ocurrido y le decimos: es vuestra responsabilidad, es por eso por lo que le pagamos”.
Las milicias armadas, acusadas por los estadounidenses de estar manipuladas por Irán, multiplicaron sus ataques contra el ejército estadounidense durante el mes de junio, el más mortífero de los últimos tres años con una lista de 23 militares caídos.
Recurrir a la protección de poderosas tribus no es una novedad. La insurrección sunita, que surgió tras la invasión de 2003, fue combatida en gran parte gracias al apoyo de las milicias Sahwa, que se sumaron a la causa estadounidense a partir de 2006, a cambio de compensaciones financieras.
Esta técnica ha sido también utilizada en los últimos años en torno a Diwaniya, admite Abu Mohamed al Juburi, jefe de una de las influyentes tribus de la zona.
“A fines de 2007 las tribus formaron grupos para proteger las carreteras y a la gente que viajaba por ellas, en coordinación con las fuerzas estadounidenses. Los salarios, pagados por Estados Unidos, iban de 500 a 700 dólares por mes”, indicó.
Un soldado estadounidense saluda junto a otros compañeros mientras se preparan para abandonar la base militar Camp Victory, a las afueras de Bagdad, el domingo 20 de noviembre de 2011.
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