Elegir abortar por un embarazo no deseado no incrementa el riesgo de que la mujer sufra problemas de salud mental, revela el estudio más amplio que se ha hecho sobre el impacto del aborto en las mujeres.
Prueba de embarazo
Optar por un aborto con un embarazo no deseado no incrementa el riesgo de problemas mentales.
La investigación, que revisó 44 estudios en los que participaron cientos de miles de mujeres en todo el mundo, encontró que en general las mujeres que se encuentran con un embarazo no deseado tienen una incidencia más alta de trastornos mentales.
Pero no hace ninguna diferencia en su salud mental el que elijan un aborto o decidan tener al bebé.
La investigación, llevada a cabo por Centro Nacional de Colaboración para la Salud Mental (NCCMH) del Reino Unido, fue financiada por el Departamento de Salud de este país.
El estudio fue comisionado por los temores de que el aborto -que es permitido en el Reino Unido- podría estar afectando de manera adversa la salud mental de las mujeres.
Según los expertos, en circunstancias normales el riesgo de que una mujer sufra los trastornos mentales más comunes, como ansiedad y depresión, es de entre 11 y 12%.
Pero esta tasa se incrementa aproximadamente tres veces entre las mujeres con embarazo no deseado.
Según el profesor Tim Kendall, director del NCCMH, “esto podría deberse a que estas mujeres ya tienen un problema de salud mental antes del embarazo”.
“Pero por otra parte, podría ser el embarazo no deseado el que está causando el problema”.
“O también podría deberse a ambas explicaciones. Con los estudios no podemos estar absolutamente seguros de cuál es la respuesta. Pero el sentido común nos indica que es probable que se deba a ambos factores”.
“Lo que muestra la evidencia es que ya sea que estas mujeres elijan un aborto o continúen con el embarazo, su riesgo de un problema mental no se incrementa” agrega.
“Creemos que éste es el estudio más amplio y detallado que se ha hecho hasta la fecha sobre el impacto del aborto en la salud mental en todo el mundo” dice el experto.
Según el profesor Kendall varios estudios llevados a cabo en el pasado no habían logrado controlar de forma adecuada los casos en los que las mujeres presentaban problemas de salud mental previos.
Los investigadores creen que ahora los estudios futuros deberán concentrarse en establecer cuáles son las necesidades de salud mental asociadas con un embarazo no deseado.
Evidencia clara
“Lo que muestra la evidencia es que ya sea que estas mujeres elijan un aborto o continúen con el embarazo, su riesgo de un problema mental no se incrementa”
El doctor Roch Cantwell, especialista en psiquiatría perinatal quien dirigió el grupo de trabajo, afirma que el estudio fue comisionado en 2008.
“En ese momento el Colegio Real de Psiquiatras del Reino Unido emitió una declaración afirmando que la evidencia sobre el impacto del aborto en la salud mental era imperfecta y conflictiva” dice el experto.
“Todos reconocemos que el aborto es un asunto muy emotivo y sensible. Nuestro objetivo no era debatir los aspectos morales y éticos, sino enfocarnos en la evidencia científica disponible”. Agregó.
La investigación, por lo tanto, no incluyó reacciones de las participantes como culpabilidad, vergüenza y arrepentimiento, a pesar de que todas se consideran importantes.
Y tampoco se incluyeron análisis del estado mental de las mujeres en el período de 90 días tras haber llevado a cabo el aborto.
Según el profesor Cantwell, esto se debe a que el estudio no era sobre “las reacciones pasajeras a un evento estresante”.
Tal como expresan las organizaciones de salud sexual FPA (Asociación de Planificación Familiar) y Brook “esta revisión de la evidencia tranquilizará a las mujeres han tenido o están pensando tener un aborto que éste es un procedimiento seguro que no tiene un impacto directo en su salud mental”.
Pero los activistas antiaborto afirman que el estudio busca “minimizar” el efecto psicológico de terminar un embarazo.
Según una portavoz de la Alianza ProVida “una vez más las políticas sobre el aborto ciegan a los que deben ser rigurosamente objetivos al analizar la evidencia epidemiológica”.
“Este es un informe seleccionado que trata de minimizar los efectos psicológicos de la terminación de un embarazo en una forma que da poco crédito a nuestros llamados expertos médicos” agrega.
La ministra británica de salud pública, sin embargo, afirma que “estamos complacidos con las conclusiones de esta importante revisión”.
“Estos resultados serán una de varias fuentes de información que usaremos para documentar nuestro documento sobre salud sexual que será publicado el próximo año” expresa.
“Lo que es claro es que tener un embarazo no deseado tiene implicaciones para la salud mental y bienestar de la gente” agrega la funcionaria.
Un estudio realizado por expertos del Centro Nacional de Colaboración para la Salud Mental (NCCMH) del Reino Unido echa por tierra uno de los argumentos que esgrimen las asociaciones que se oponen a la interrupción voluntaria del embarazo. “El aborto no aumenta el riesgo de padecer problemas de salud mental”, establece la investigación. El trabajo señala que “existen serias limitaciones” para establecer relaciones causales entre gestaciones no deseadas (acaben en parto o en interrupción voluntaria) y la salud mental de las mujeres en esas situaciones.
“Cuando una mujer tiene un embarazo no deseado, los problemas de salud mental no difieren entre aquellas que ejercen su derecho al aborto y las que deciden continuar con la gestación”, concreta el estudio.
Frente a las afirmaciones de los grupos antiaborto -sostienen que la interrupción del embarazo ocasiona trastornos psicológicos de gravedad-, el estudio, que revisa 44 investigaciones sobre las consecuencias de los embarazos no deseados, establece que ante una gestación involuntaria a menudo surgen problemas mentales comunes (ansiedad, depresión). Los investigadores los consideran normales en una circunstancia así, pero advierten de que no se agravan en función de la decisión que tome la mujer: abortar o continuar la gestación. “Cuando una mujer tiene un embarazo no deseado, los problemas de salud mental no difieren entre aquellas que ejercen su derecho al aborto y las que deciden continuar con la gestación”, concreta el estudio.
No obstante, según la decisión que tomen las mujeres, se observan distintas conductas: quienes abortan incurren en autolesiones en mayor medida que las que continúan el embarazo. En cambio, entre estas últimas es más frecuente que surjan trastornos como la psicosis.
El estudio realizado por la NCCMH añade que “en los países es los que se ha legalizado la interrupción del embarazo, casi el 95% de los abortos se deben a un embarazo no deseado y solo un 5% a malformaciones del feto o un riesgo claro de la salud de la madre”, según el trabajo británico. En España, antes de la nueva regulación del aborto (2009), más del 96% de las mujeres alegaban riesgo patente hacia su persona. Por riesgo fetal tan sólo se daba en el 2,98%.
La Revista Ms retoma un estudio publicado por la Revista de Medicina de Nueva Inglaterra en el que científicos daneses estudiaron 365.550 adolescentes y mujeres de Dinamarca que tuvieron un aborto provocado entre 1995 y 2007.
El estudio encontró que solo 15 de 1.000 mujeres entrevistadas necesitó asesoría sicológica durante el año posterior al aborto. La conclusión del estudio es que esta tasa desvirtúa la hipótesis según la cual se incrementa el riesgo de desórdenes mentales después de un aborto inducido.
A continuación se presenta la traducción de algunos apartes de la nota publicada en la Revista Ms:
Sin sorpresas: el aborto no causa problemas de salud mental Una lista de buenas cosas que vienen de Dinamarca: los vikingos, las galletas de mantequilla y los legos. Hoy hay que añadir una más: un estudio que dice que el aborto, definitivamente, no deja problemas de salud mental.
Como reporta el New England Journal of Medicine, científicos daneses estudiaron 365.550 adolescentes y mujeres en el país que tuvieron un aborto o un primer parto entre 1995 y 2007.
Haciendo seguimiento a sus asesorías de salud mental, tanto antes como después del aborto o el parto, los investigadores fueron capaces de medir el impacto sicológico de cada una de las opciones. Encontraron que solo 15 de mil mujeres necesitaron asesoría siquiátrica durante el año posterior al aborto, una tasa semejante a la de las que buscan ayuda nueve meses antes de tener un aborto.
Lo que sí causa más afecciones sicológicas, en cambio, es el parto: mientras que solo 4 de 1.000 mujeres buscaron asesoría un año antes de dar a luz, después del nacimiento de un hijo la tasa de mujeres que buscó asesoría sicológica se elevó a 7 por mil.
Ninguna de las mujeres incluida en el estudio había tenido historias de problemas siquiátricas que requirieran hospitalización.
Este último estudio no ha sido cuestionado por la comunidad científica. Robert Blum, un experto en salud reproductiva de la escuela de salud pública del Johns Hopkins Bloomberg School, dijo: “este es un estudio muy bien hecho. No hay pruebas de que el aborto predisponga a la mujer a tener problemas salud mental o siquiátrica. Solo podemos esperar que este nuevo estudio ponga fin a este mito de una vez por todas”.
Las mujeres que se someten a un aborto no parecen enfrentarse a un riesgo mucho mayor de problemas de salud mental luego del procedimiento, según sugiere un estudio reciente.
Trine Munk- Olsen, autora líder del estudio que aparece en la edición del 27 de enero de la New England Journal of Medicine, señaló que “los hallazgos no me sorprendieron”, pues hacen eco de investigaciones anteriores sobre el tema.
“La mayoría de estudios bien hechos en el campo del aborto y la salud mental muestran que abortar no se relaciona con un mayor riesgo de sufrir un episodio psiquiátrico”, aseguró.
Un pequeño estudio publicado en la edición de diciembre de la revista Perspectives on Sexual and Reproductive Health presentó hallazgos similares. Las adolescentes que se someten a un aborto no son más propensas a deprimirse ni a tener baja autoestima que otras adolescentes embarazadas. Pero Priscilla K. Coleman, profesora de desarrollo humano y estudios de la familia de la Universidad Estatal de Bowling Green, Ohio, que considera que abortar aumenta el riesgo de problemas de salud mental, apuntó en ese momento que el estudio era demasiado pequeño para alcanzar conclusiones confiables porque apenas observó a 69 adolescentes que habían abortado.
Sobre esta última investigación, el Dr. Joe DeCook, director de operaciones de la Asociación Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos Pro Vida (American Association of Pro Life Obstetricians and Gynecologists), afirmó que “este estudio danés debe sopesarse mediante una comparación con el gran número de estudios que concluyen que, de hecho, para muchas mujeres hay un resultado negativo grave y duradero en la integridad de su salud mental… El cincuenta por ciento de los abortos son repetidos y el estudio danés no comenta sobre esa mitad de la población afectada. Adicionalmente, el once por ciento de los abortos ocurre luego del primer trimestre. Estas mujeres tampoco fueron incluidas en este análisis. En general, se opina que esas mujeres están en mayor riesgo de problemas subsiguientes de salud mental”.
Algunos estudios anteriores habían encontrado que el aborto podría afectar negativamente la salud mental. Los autores del estudio danés anotaron que no es inconcebible que un embarazo no deseado en sí pudiera causar problemas de salud mental. Así, según los autores, buscaron estudiar el tema de forma metódica.
“Seguimos a todas las mujeres que tuvieron abortos en Dinamarca de 1995 a 2007. Cada mujer que tuvo un aborto inducido por primera vez en el tercer trimestre fue seguida individualmente durante nueve meses antes del procedimiento y doce meses después”, explicó Munk-Olsen, becaria posdoctoral del Centro Nacional de Investigación Basada en Registros de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca.
“En este periodo, estudiamos si las mujeres habían sido admitidas a un hospital psiquiátrico o tenían registros de tratamiento en una clínica ambulatoria”, añadió.
En Dinamarca, los abortos son tanto gratuitos como legales durante el primer trimestre.
“Quince de cada mil mujeres tuvieron un episodio psiquiátrico por primera vez durante el primer año tras someterse a un aborto inducido en el primer trimestre”, apuntó Munk-Olsen.
Los motivos más frecuentes para las consultas psiquiátricas eran dolencias neuróticas o relacionadas con el estrés. Algunos estudios anteriores podrían haber incluido temas como la tristeza o el arrepentimiento, que no constituyen un trastorno de salud mental necesariamente, señaló Munk-Olsen.
Entre las mujeres y niñas que tuvieron realmente a un bebé, alrededor de cuatro de cada mil sufrió un episodio psiquiátrico por primera vez antes de tener al bebé, y siete después, un aumento que probablemente se relacionaba con la depresión postparto, comentaron los autores del estudio.
“El mayor nivel de contactos psiquiátricos en el grupo de aborto pudo reflejar que las mujeres están en un momento vulnerable en sus vidas, pero no lo sabemos”, dijo Munk-Olsen.
La Dra. Vanessa Cullins, vicepresidenta de asuntos médicos de Planned Parenthood Federation of America, dijo que “los hallazgos muestran que la maternidad y la crianza son decisiones con implicaciones de por vida y que las mujeres individuales están en la mejor posición para decidir cuándo y si están listas para dar a luz”.
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