Bauche, orgullosa de su fuera ropa

El Universal/ Cuando Vanessa Bauche tenía 12 años de edad, se desmayó en la escuela y la llevaron al hospital porque tuvo un paro respiratorio. El cuadro se complicó demasiado, al extremo de que desparecieron los signos vitales; le aplicaron reanimación cardiaca y no funcionó. Casi desde el más allá, escuchó que los médicos decían que estaba muerta y debían extender el acta de defunción. Se negó a irse de este mundo y regresó a la vida.
Bauche piensa que, en ciertos casos, cuando no hay una herida grave de por medio, la decisión de morir o vivir puede ser un acto de voluntad. La misma voluntad que utilizó durante 2011 para bajar 10 kilos y recuperar la figura que muestra en las páginas de Playboy México de febrero.
¿En qué consistió su programa de acondicionamiento físico?
Como parte del contrato con la revista, asistí a una estupenda clínica de belleza integral. De entrada, te preguntan cuánto quieres bajar, en qué partes de tu cuerpo, y en cuánto tiempo. Un nutriólogo te pone una dieta rigurosa…
¿Un año sin tortas de tamal?
La verdad es que no soy muy golosa en la onda de comer. Yo subí de peso muy rápido para hacer el papel de Digna Ochoa, en la película de Felipe Cazals, y eso me provocó un problema de metabolismo muy severo.
¿Es un personaje el que aparece posando en la revista?
Soy yo misma luego de un proceso de transformación, pero también hago un homenaje a mujeres bellas e inteligente como Marlene Dietrich, Brigitte Bardot, Anita Ekberg y Dolores del Río. Cada vez que digo que son fotos artísticas, no falta el que lo pone en duda o se burla, pero antes deben de ver la revista.
Los hombres están comprando la revista pero, ¿qué le dicen las mujeres acerca de esta sesión?
Muchas mujeres han dicho en redes sociales que compraron la revista para regalársela al novio o para algún hermano, pero otras la han adquirido como símbolo de liberación del cuerpo femenino, conscientes de que siempre he sido una mujer comprometida con causas de género y equidad.
¿Qué piensa su pareja acerca del destape?
Llevo más de un año sin nadie, feliz, disfrutando mi soltería.
¿Y qué habría dicho su papá, don Tito Bauche (q.e.p.d)?
Se hubiera sentido orgulloso al saber de la transformación física que tuve y por la elegancia del resultado final. Tal vez no hubiera visto las fotos, pero me habría felicitado por la valentía y por la forma en que enfrenté el reto.
Inmediatamente después de “Amores perros” (2000), la misma publicación le hizo una primera propuesta. ¿La oferta económica de ahora fue similar?
En aquella ocasión no llegamos a hablar de dinero porque no me interesó. La paga es buena, pero mucha gente cree que una sale de pobre de un jalón y no va a necesitar trabajar nunca. No es así.
¿Ahora se despierta pensando que es una “conejita”?
Las conejitas o playmates son diferentes, posan y son como edecanes. Yo soy una actriz invitada, como lo han sido en su momento Sharon Stone, la Bardot o Isela Vega.
¿Áún posterga la maternidad?
Con tantos estudios durante el programa de acondicionamiento físico, me di cuenta de que tengo salud de veinteañera. Sí quisiera formar una familia porque es la base de una buena sociedad, pero no tengo prisa. Y si decido no tener hijos, tampoco me voy a traumar; no creo que sea obligatorio para realizarme como mujer.
Sus dos Arieles, por “De la calle” y “Un embrujo”, ¿le sirven para detener libros?
No. Tengo una esquinita en mi casa con más de treinta premios nacionales y extranjeros.
Usted ha participado en el proyecto “Leo, luego existo”. ¿Cuáles son tres libros que la marcaron de por vida?
Son muchos, pero ahorita me vienen a la mente El sonido y la furia, de William Faulkner; El padrino, de Mario Puzo, y El principito, de Antoine de Saint-Exupéry. Por cierto, de El principito tengo una edición que me regaló Dolores del Río en la estancia infantil de la ANDA, con su firma.
¿Cuáles canciones escogerá para su álbum debut?
No quiero adelantar mucho porque aún estamos definiendo el color musical, pero definitivamente será de raíces afrolatinas. La mayoría serán covers, como “Las simples cosas”, que cantó Chavela Vargas, pero en una versión distinta; otra canción de La Lupe, una intérprete cubana excepcional de los años sesenta.
También viene la película “Aerosol”, ¿no?
De esa cinta no quiero hablar porque está sin terminar y nos quedaron a deber una lana.