Prensa Latina. El espionaje telefónico se populariza en México, donde es posible encontrar hoy aparatos de grabación y escucha telefónica en Internet, mercados populares y empresas de seguridad privada por mil 600 pesos (casi 133 dólares), reveló un estudio.
Los dispositivos aparecen en una gran gama de modelos de videograbación en plumas, corbatas, pisapapeles, separadores de libros e incluso relojes de acuerdo con la investigación del Colegio Jurista sobre productos y servicios de espionaje que incluyen grabaciones de llamadas telefónicas en la capital y el área metropolitana.
Las comunicaciones privadas son inviolables, así como el proceso de comunicación y los datos que la identifican como los números marcados por un usuario, identidad de quienes dialogan, duración de la llamada o, en el caso de un correo electrónico, la dirección de protocolo de internet.
Sin embargo, “cada vez vemos más casos de espionaje telefónico empleados con fines políticos y como pruebas de infidelidad en tribunales conyugales o en casos de fraudes internos”, expresó Jorge Manrique, rector del Colegio Jurista, indica un comunicado de prensa de la institución.
En Internet las empresas de fisgoneo telefónico promueven el “servicio muy útil si el interesado desea comprobar o desmentir alguna relación extramarital de su cónyuge, es decir, si sospecha de infidelidad o si busca comprobar si el titular de la línea mantiene comunicación con algún número determinado”, dijo.
Pero por un precio adicional que depende del área geográfica, tipo de teléfono (fijo o celular) y complejidad de la operación, se ofrece hasta el contenido de cada llamada, añadió.
De forma paralela, hasta el 41 por ciento de las mujeres espía a sus parejas a través del correo electrónico, mensajes de texto en celulares, chats y perfiles de redes sociales mientras solo el 32 por ciento de los hombres realiza tal práctica.
El 47 por ciento de los espías cibernéticos tienen menos de 25 años y quienes revisan correo electrónico o historial de llamadas de sus parejas asciende 10 por ciento cada año desde 2007.
Correo electrónico, mensajes de texto en celulares, chats y los perfiles de redes sociales son instrumentos empleados para el espionaje cibernético social.
“En los juicios civiles descubrimos que el espionaje de parejas muchas veces no se limita a ver sus perfiles en redes sociales y revisar los correos electrónicos, sino que incluso se contratan servicios y programas que graban todos los chats y actividades del internauta”, comentó Manrique.
A través de Internet, y por un costo menor a dos mil pesos (166 dólares), se ofrecen software que envía una copia de todos los mensajes, documentos creados, páginas digitales visitadas y conversaciones de chat a una dirección de correo electrónico.
Aseveró Manrique que se difunden cada día más numerosas herramientas de análisis de la competencia existentes en el mercado.
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