Un entristecido Papa Benedicto XVI conmemoró el domingo el Pentecostés, en un momento en que el Vaticano se prepara para una posible ampliación del escándalo en el que fue detenido su mayordomo por presuntamente robar documentos privados en un caso conocido como “Vatileaks”.
El Papa parecía cansado mientras celebraba una misa en la Basílica de San Pedro para conmemorar el día en el que la Iglesia enseña que el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles de Cristo, o discípulos.
Aunque el día es considerado como el nacimiento de la Iglesia, las celebraciones terrenales parecían estar lejos de la mente del Pontífice, de 85 años, y de los cardenales que lo flanqueaban en el altar de la basílica.
El mayordomo personal de Benedicto XVI, Paolo Gabriele, de 46 años, fue formalmente acusado el sábado de robar documentos confidenciales del Papa.
El Pontífice no hizo referencia al escándalo o la detención durante sus dos apariciones públicas del domingo, un hecho que según sus ayudantes lo dejó “dolido y entristecido”.
Sin embargo, el cardenal Carlo Maria Martini, ex arzobispo de Milán y en algún momento candidato a convertirse en Papa, parecía hablar por muchos cuando dijo que el escándalo debía impulsar a la Iglesia a “recuperar urgentemente la confianza de de los fieles”.
Fuentes del Vaticano dijeron que no se podían descartar más detenciones, especialmente si Gabriele nombraba a algún cómplice.
Gabriele es sospechoso de filtrar documentos de alta sensibilidad, algunos de los cuales tienen que ver con acusaciones de nepotismo y corrupción en contratos del Vaticano con empresas italianas.
El escándalo alcanzó el corazón de la iglesia Católica, porque Gabriele era hasta el miércoles el hombre tranquilo que servía las comidas del Papa, lo ayudaba a vestirse y sostenía su paraguas en los días de lluvia.
¿TRAICIÓN PERSONAL O COMPLOT MAYOR?
El cardenal Martini, en un artículo en un periódico italiano, dijo que el Papa había sido “traicionado” igual como Jesucristo hace 2.000 años, y que la Iglesia debería salir de este último escándalo más limpia y fuerte.
Sin embargo, pocos al interior de la Iglesia creen que Gabriele, un hombre tímido y privado, actuó solo y algunos dicen que pudo ser un peón involuntario en una lucha de poder en el Vaticano.
“O se volvió loco o es una trampa”, dijo un amigo de Gabriele en el Vaticano al diario La Stampa.
“El que lo convenció para hacer esto es aún más culpable, porque manipuló a una persona sencilla”, agregó.
Si bien las noticias de la detención de Gabriele han llenado páginas y páginas en los diarios de Italia y el mundo, el propio periódico del Vaticano, L’Osservatore Romano, ignoró la historia.
Algunos dicen que esto podría deberse a que el propio diario ha sido un instrumento en una lucha de poder que implica a aliados y enemigos del “primer ministro” del Vaticano, el cardenal Tarcisio Bertone.
El escándalo está vinculado con la filtración de una serie de documentos a los medios italianos en enero y febrero, incluidas cartas personales al Papa.
Entre los documentos filtrados figuran cartas escritas por un arzobispo que fue trasladado a Washington después de denuncias sobre una red de corrupción, un informe que manchó la imagen de varios cardenales, así como también documentos que hablaban de presuntos conflictos internos en el Banco Vaticano.
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