Con el apoyo del DIF de Izúcar, a Anabel le cambió la vida

Izúcar de Matamoros / El Sistema Integral para el Desarrollo de la Familia (DIF) del Izúcar de Matamoros, Presidido por Oliva González Sande de Gordillo, mostró una vez más su sensibilidad y sobre todo su capacidad para atender a la gente desprotegida y más necesitada, quienes el destino les ha puesto diversos obstáculos para enfrentar a la vida.
Con Anabel Aguilar González, una enfermita de 40 años de edad, el equipo del DIF Municipal volcó toda su sensibilidad para atenderla porque lo necesitaba con urgencia, debido a que su trastorno esquizo-afectivo estaba acabando con su vida.
Y así lo hizo desde el 2009, año en que empezó a ser atendida por el área de Psicología.
Anabel necesitaba una especie de “revulsivo médico” que le proporcionará el complemento en su tratamiento, para que en un futuro no muy lejano regresara a su tierra y a su hogar con el objetivo de reiniciar una vida llena de amor, comprensión, que le hiciera despertar las ganas de luchar por una vida digna.
Fue un viernes 3 de febrero del año en curso cuando Anabel fue internada en el Hospital Psiquiátrico “Doctor Rafael Serrano”. Durante poco más de 4 meses estuvo a sólo 60 kilómetros de su casa, pero tan lejos de cumplir con el final de un recorrido, que bien valía la pena concluir.
Fueron largas sesiones de terapias psicológicas y ocupacionales, con medicamentos y tratamientos que en Izúcar no se podían cubrir. Por eso Anabel se tuvo que ir a Puebla.
Este miércoles 6 de junio de 2012 todo llegó a buen fin.
Gracias al trabajo de Oliva González Sande de Gordillo y su equipo, al Club Rotario, a los Párrocos Trini y Alfredo, a las religiosas Dominicas, al Hospital Psiquiátrico “Doctor Rafael Serrano”, pero sobre todo a su voluntad, Anabel pudo regresar a su casa.
Su alegría fue mayor cuando se dio cuenta de que ya no iba a vivir en condiciones deplorables, sino que su vida dio un giro total, que ahora pertenece a una familia integral y que afortunadamente existe el DIF de Izúcar, quien le brindó el apoyo y la oportunidad de llegar a una casa digna. Anabel sonriente comprendió que ya tenía un motivo por el cual vivir, y ahora los demás van a poder platicar que en Matamoros se dio una nueva lección de vida.