Prensa Latina. El peso mexicano está en picada frente al dólar, con su peor caída desde 2009, tras cotizarse la divisa estadounidense en 14,50 al menudeo el pasado 1 de junio y desde entonces hasta hoy la volatilidad es lo característico.
Ante la depreciación, el Banco de México (Banxico) lanzó la semana pasada (por segunda vez en el año) una subasta de dólares para evitar un movimiento brusco por falta de liquidez en el mercado cambiario.
El Banco Central ofreció 400 millones de dólares a un tipo de cambio de 14,35 pesos por dólar, de los cuales el mercado compró 107 millones.
Sin embargo, José Antonio Meade, secretario de Hacienda, mostró su confianza en la recuperación de la divisa mexicana.
“Estamos viviendo episodios de volatilidad y presión en el tipo de cambio, pero lo hacemos en un contexto de economía sana, con buenos balances en bancos y creciendo en las exportaciones, el consumo y la inversión”, aseguró.
Según el titular, el comportamiento del peso se debe a factores internacionales y no por procesos internos.
Con igual criterio coincide Adolfo Albo, economista de BBVA-Bancomer para México, quien opinó que esa volatilidad de la moneda nacional se mantendrá a corto plazo, aunque espera que esta se aprecie al final del año.
Así que los vaivenes seguirán, pero el tipo de cambio peso-dólar no llegará a 20 pesos, porque la mayoría del ajuste ya se dio, afirmó el economista del intermediario financiero.
Según el jefe del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens, el país cuenta con los recursos necesarios para poder enfrentar esta volatilidad que calificó de increíblemente alta.
“Nosotros somos, por decir así, creyentes de dejar funcionar en su mayor amplitud posible al tipo de cambio y simplemente, por decir así, introducir mecanismos que suavicen los movimientos, sobre todo cuando los mercados no están operando plenamente”, dijo.
Para Carstens, “realmente la garantía que nosotros ofrecemos sobre la estabilidad del peso en el mediano y largo plazo está sustentado en nuestro compromiso de mantener los fundamentos económicos sanos en el país”.
Desde marzo hasta la fecha la moneda local ha perdido más de 12 por ciento, debido a esta coyuntura inestable de flujos a nivel global, en alerta roja por temores procedentes de la Eurozona.
Algunos analistas consideran que el rápido deterioro del peso ha elevado las apuestas entre operadores que piensan que las autoridades financieras estarían muy cerca de reforzar sus medidas de intervención, para aplacar la volatilidad y reducir el nivel del tipo de cambio.
También opinan que los operadores son reacios a esta volatilidad y por eso aumenta el nerviosismo, extendido a los ciudadanos, particulamente de los sectores que viven más al día en el país.
Pero de momento no se han contaminado los precios (de por sí ya altos) por el nivel de tipo de cambio.
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