Notimex.- Reconocido como uno de los diseñadores más destacados del siglo XX, el arquitecto, urbanista y escritor estadounidense de origen finlandés Eero Saarinen, quien falleciera el 1 de septiembre de 1961, ha perpetuado su legado a través de destacados proyectos, entre ellos, el aeropuerto JFK de Nueva York.
Nacido en Kirkkonummi, Finlandia, el 20 de agosto de 1910, Eero Saarinen encaminó sus estudios a la ciencia de la construcción influenciado por su padre el también arquitecto Elieel Saarinen y por su madre Louise Gesellius, quien fue escultora.
A los 13 años, se traslada junto con su familia a Estados Unidos; de acuerdo con su biógrafos trabajó junto con su padre en el estudio de Cranbrook desde 1936 hasta la muerte de su progenitor en 1950.
Se dice que estudió escultura en París entre 1930 y 1931, y arquitectura en la Universidad de Yale con Albers, asimilando las corrientes europeas del momento.
En 1940, participó en “Organic Design in Home Furnishings” en el Museo de Arte Moderno en Nueva York.
Sus primero diseños comprenden las sillas Womb, que pretendían ser tan acogedoras como un feto.
Es hasta 1950, después de la muerte de su progenitor, que abrió su propia firma. Como arquitecto se convirtió en líder de una segunda generación de modernistas debido al uso de la tecnología, alejándose de las composiciones simples y abstractas, detalla el portal de Internet “biografiasyvidas.com”.
Las estructuras geométricas utilizadas por el famoso Le Corbusier, le atrajeron por su estética y elegante estilo, con lo cual obtenía estilos libres que se adaptaban a las necesidades de sus clientes, buscando crear un estilo propio.
Mientras que las estructuras rectilíneas de acero y cristal, propias del International Style, le dotaron a sus construcciones de complejidad y una personalidad única, que iba de la mano con su carácter.
A través del uso de volúmenes dinámicos, Saarinen marcó contrastes entre el interior y exterior de sus construcciones, tal y como es posible apreciarlo en la Capilla del Instituto de Tecnología de Massachusstes de 1955 y en el pabellón de Hockey de la Universidad de Yale realizada en 1958.
Entre sus obras más reconocidas se encuentran el St. Louis Gateway Arch y la Terminal TWA en el aeropuerto JFK de Nueva York, las cuales capturan una época llena de oportunidades para una nación, asegura la crítica especializada.
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