¿En qué trabajaremos dentro de veinte años? Un informe realizado por la consultora británica Fast Future, especializada en detectar tendencias, ha consultado a centenares de expertos de todo el mundo para identificar las profesiones más prometedoras que los científicos y tecnólogos ejercerán en 2030. Estas son algunas de ellas:
1/ Policía de la modificación del clima. Bombardear las nubes con yoduro de plata para producir lluvia es una práctica que ya se ha realizado de manera puntual en varios países, y que en el futuro podría convertirse en habitual. Pero aunque no cabe duda de su eficacia para combatir la sequía, la lluvia artificial plantea un serio dilema: es difícil controlar sus consecuencias sobre la atmósfera, así como sus efectos negativos sobre el clima de otras regiones. De ahí que parezca previsible la creación de un cuerpo de policía que, asesorado por climatólogos, conceda las licencias necesarias para realizar este tipo de actividades, inspeccione su desarrollo para asegurarse de que se llevan a cabo dentro de los límites legales, y persiga a los “terroristas climáticos” y a los contrabandistas de yoduro de plata, entre otros posibles nuevos delincuentes.
2/ Cirujano para el aumento de la memoria humana. El cerebro humano posee en torno a 100.000 millones de neuronas, cada una de las cuales establece al menos un millar de conexiones con las células vecinas. Esto implica que nuestra capacidad de almacenar datos se sitúa en torno a 2,5 petabytes. Si en el futuro la esperanza de vida aumenta y la cantidad de información que acumulamos sobrepasa estos límites, unos nuevos neurocirujanos saldrán en nuestro auxilio para implantar chips de memoria “extra” en el cerebro. Para ocupar este puesto, además de formarse en anatomía y neurociencia, necesitarán nociones sobre seguridad informática, y utilizarán cortafuegos y antivirus para proteger las “ampliaciones de memoria” de sus pacientes. Con el fin de controlar su actividad, es previsible que se cree un organismo, la Comisión del Aumento Neurológico, que deberá dar su visto bueno antes de que una intervención se lleve a cabo.
3/ Desarrollador de vehículos alternativos. “En poco más de 20 años los automóviles funcionarán con combustibles alternativos, se conducirán de manera automática por medio de sistemas de navegación y estarán diseñados para transportar a robots que serán los encargados de cuidar a una población que alcanzará los 130 años de edad”. Es el pronóstico que se desprende del informe “El Mundo en el Año 2030”, realizado por el futurólogo y escritor Ray Hammond. Y parece que no va nada desencaminado. En países como Suecia, por ejemplo, ya han anunciado que se prohibirán los coches de gasolina en el 2030. Para producir los automóviles que circularán por nuestras carreteras dentro de dos décadas se necesitarán ingenieros y diseñadores industriales que conozcan las peculiaridades de nuevos combustibles como el biodiesel, el etanol, el hidrógeno… Y por supuesto, la tecnología de los vehículos eléctricos. En las carrocerías trabajarán con plásticos reforzados de fibra de carbono, que permitirán disponer de automóviles mucho más ligeros. Algunos vehículos podrán autopilotarse, y otros no viajarán sólo a ras de suelo sino también por el aire. ¿Un futuro sin contaminación y sin atascos? Todo es posible.
4/ Manipulador de datos “basura”. Es posible que el saber no ocupe lugar, pero la información sí. Y en muchos casos los equipos informáticos que manejamos en casa y en la oficina, incluso los gadgets que llevamos a cuestas, acumulan datos que, en realidad, nos sirven de poco. Encontrar y eliminar los bits de información que nos sobran será la misión de estos futuros profesionales. Su trabajo consistirá en desarrollar aplicaciones para una limpieza programada y periódica de los datos “basura” (cookies, registros de transacciones electrónicas, archivos duplicados…), así como ofrecer un asesoramiento personalizado sobre qué información es prescindible y las implicaciones de almacenarla.
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