Notimex.- La historiadora especialista en la Décima Musa, Margarita Loera, presentó anoche su libro “Flor de volcanes. Sor Juana Inés de la Cruz: Vida y obra en la región donde nació”, en el que aporta nuevos elementos para discutir sobre una loa escrita en el Siglo XVII, atribuible a la religiosa y escritora novohispana.
La obra, publicada en coincidencia con el 364 aniversario del natalicio de la poeta, ofrece referencias frescas para discutir sobre ese texto del siglo XVII, que a la fecha se sabe fue escrito por Sor Juana y se cree podría ser el escrito primigenio dado a la luz pública por la también feminista mexicana.
De acuerdo con Loera Chávez y Peniche, se trata de una nueva traducción del náhuatl al español de dicha composición, y ofrece evidencia históricas que apoyan la hipótesis de que, en efecto, se trata del primer esfuerzo literario de la “Fénix de América”, el cual refiere datos sobre la realidad del Siglo XVII.
Concretamente, se mencionó en las instalaciones del Centro Cultural Isidro Fabela “Casa del Risco”, en la zona aledaña al Popocatépetl y al Iztaccíhuatl, y de manera puntual sobre los rituales de montaña que se practicaban y aún se realizan ahí. Lo anterior da una idea clara y precisa sobre la cotidianidad de la zona en que nació el personaje.
La investigadora del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) recordó que en 2001 la revista “Letras Libres” publicó un análisis filológico de la loa satírica en una comedia en la festividad del Corpus, que por esa fecha había sido ubicada en la Biblioteca de París, junto con otros 18 documentos que reunidos forman el corpus denominado “Mercurio Encomiástico”.
Pese a la importancia de la loa bilingüe (español y náhuatl) que el historiador Augusto Vallejo consideró atribuible a la monja y tras la traducción que realizó el filólogo Salvador Díaz Cíntora, pocos sorjuanistas se abocaron al tema, entre ellos Sara Poot Herrera, de la Universidad de California en Santa Bárbara.
Loera, historiadora especialista en el Virreinato, señaló que algunos estudiosos han desestimado que la posible autoría de esta loa, más un auto sacramental que le sigue, sea de Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695), porque al igual que los otros 18 textos del “Mercurio Encomiástico”, se trata de una copia carente de su firma.
Desde la hermenéutica y con la asistencia de María Elena Maruri, experta en lengua náhuatl, Loera Chávez ofrece en este libro una nueva traducción de la loa, y deja entrever aspectos como la mentalidad y la cultura india virreinal respecto a la “montaña sagrada”, presentes en el presunto escrito de la célebre poetisa.
Las dos piezas literarias atribuibles a Sor Juana, la loa y el auto sacramental (una pequeña obra teatral adjunta), corresponden a los documentos 19 y 20 del “Mercurio Encomiástico”.
En el título del traslado de la primera se anota que fue presentada y recitada en Tlayacapan en 1682, aunque tuvo una presentación anterior en Amecameca, entre 1662 y 1664.
Algunos conocedores de la obra de la poeta novohispana consideran que esas dos piezas bien pudieran corresponder a la “Loa al Santísimo Sacramento”, considerado el primer escrito (cuyo original se encuentra perdido) de Sor Juana Inés de la Cruz, y del que habla el primer biógrafo de la monja, el padre Diego Calleja.
La especialista del INAH detalló que a diferencia de los otros 18 documentos del “Mercurio Encomiástico”, que fueron escritos por indígenas y no son de carácter teológico, en los número 19 y 20 “se aprecia que quien los escribió no tenía dominio del náhuatl periférico”. Primero fueron redactados en castellano y luego se hizo el traslado de algunas partes a ese idioma prehispánico.
Otro aspecto importante es que para adaptar la métrica del náhuatl a la lengua castellana, su autor o autora suprimió letras, e incluso, sílabas o trisílabas; algo que también se observa en la obra más tardía de Sor Juana.
Además, estableció en forma de pregunta la especialista: ¿qué otra menor que viviera en Amecameca en ese tiempo, que no fuera Juana Inés de Asbaje, pudo haber escrito algo así?
Sin embargo, continuó, “más bien se trata de una jovencita, pues tihuiantzintzin ichpopochtin, podría traducirse como ‘nosotras somos doncellas’. Esto apoya la hipótesis de que Sor Juana permaneció en Amecameca hasta los 16 años, también debe considerarse que el padre Francisco Muñiz, testigo del concurso para elaborar la comedia, no llegó a este lugar sino hasta 1661”.
El libro “Flor de volcanes. Sor Juana Inés de la Cruz: Vida y obra en la región donde nació” refleja la huella que en la poetisa dejó su estancia en esta zona, dejando patente a través de la construcción gramatical de sus escritos tempranos y tardíos, el gran conocimiento que tenía sobre las cuestiones indígenas y los cultos sincréticos.
La autora informó que el segundo tomo de esta obra recogerá en su totalidad los 20 documentos del “Mercurio Encomiástico”, con su traducción del náhuatl al español.
Mencionó que todos estos textos del siglo XVII relativos a la historia de Panoya, donde vivió Sor Juana, fueron reproducidos a inicios de la centuria siguiente por el copista mestizo José Antonio Pérez de la Fuente.
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