Despliegan Amadou & Mariam bemoles del Afro Blues malienses en México

Written by Redacción. Posted in Minuto a Minuto, Sociales

Published on noviembre 02, 2012 with No Comments

Notimex.- Como parte del ciclo “Latidos del Mundo”, que presenta cada jueves El Plaza Condesa de la Ciudad de México, se presentó anoche el dúo de músicos de Malí, Amadou & Mariam, acompañado de su banda en gala de júbilos efusivos cuya apertura estuvo a cargo de Gliese 229. Guitar Duo Rosalía & Ángel.
Entrada. Dos guitarristas mexicanos, Rosalía León y Ángel Losana, que fusionan las tonalidades del folclor mexicano con las pulsaciones del heavy metal. Cantautora y rockero, respectivamente, en una exposición que va de autores clásicos mexicanos y españoles hasta composiciones latinas contemporáneas.

Para algunos, “una irreverente y visionaria forma” de mostrar lo tradicional desde los espejos del rock duro. Lo que se presentó ayer: muestra carente de rigor y naufragio en las intenciones melódicas, rítmicas y armónicas. Una guitarra acústica y otra eléctrica en elucidaciones inseguras de flamenco, rock, huapango y sones veracruzanos interceptados con ataques heavy metal en total discordancia sonora.

Prefacio de 40 minutos con canciones compuestas y vocalizadas por Rosalía León (“Duerme y descansa”, “Levántate”, “Tierra mestiza”…), “Son de la negra” (Blas Galindo) y “Huapango” (José Pablo Moncayo), entre otras piezas, ejecutadas en portes y remedos que hacen referencias al dúo Rodrigo & Gabriela, Strunz & Farah, Al Di Meola y John Scofield.

Plato Fuerte. Amadou & Mariam entró al proscenio a golpe de los compases de un afro/funk de enérgico beat en frondas de teclados, piano eléctrico, batería, bajo eléctrico, guitarra eléctrica y percusiones de Dogón que levanta la algarabía de los presentes.

Dueto de músicos invidentes originarios de Malí –fundado en 1974 por Mariam Doumbia (voz) y Amadou Bagayoko (guitarra y voz)– que mezcla ritmos tradicionales de su país natal con modulaciones de funk, soul, reggae, afrocubano, blues, R & B y apuntes de rock: afro blues, world beat y blues malienses de aceptación efusiva en Europa y Estados Unidos.

Imposible clasificar los matices que la víspera desplegaron este par de músicos extraordinarios y su banda de swing incitante y resuelto: despliegue de 15 composiciones (“Mogo”, “Batoma”, “Wari”, “Africa Mon Afrique”, “Koulkibali”, “Wily Katabo”, “Dogon”, “La Paix”, “La Realite”, “Kobena”…) que pusieron a bailar a los cientos de espectadores que acudieron a la cita. “¡Bailen, pour faveur. Ceci provient de la grace d’Allah et de sa misericorde; voilà de quoi ils devraient se rèjour!”, exclamó Amadou.

Una muchacha que bailotea desmedidamente, me tradujo: “Nos pide que nos alegremos, que es la mayor de las riquezas que podemos brindar”. Sí, la gente se contonea a más no poder, la petición del guitarrista, líder de la banda y esposo de Mariam, es redundante pero amorosa.

Hay regocijo y nostalgia en las inflexiones de la cantante de Malí. Los tabaleos virtuosos del percusionista transmiten exaltaciones contagiosas. El baterista hizo gala de un beat exacto y a la vez enfático. El bajista, responsable máximo de los halos funkeros que presiden la alborada. La guitarra de Amadou, rockera por momentos y bluesera las más de las veces.

“Qué clase de músicos, qué polirritmia tan sabrosa. Una banda dura, potente. De ahí viene toda nuestra música”, comentó la compositora cubana Maruchy Behmaras, situada en primera fila escuchando abstraída al dueto y ensamble africano.

Bamboleos que transitan por el afro blues, funk/afro, blues malienses, chachachá cubano, son montuno y mambo. Migración a las raíces en argamasa de amorosa proporción melódica/rítmica.

Presentación de su octava producción discográfica, Folila (Nonesuch, 2012) que significa música en idioma Bambara o Bamana (segunda lengua, después del francés, de los grupos étnicos del oeste de Africa integrados por comunidades de Mali, Guinea, Senegal y Burkina Faso).

Encore. “Mon Amour Ma Cherie”, arreglo en tiempo de reggae de la popular canción francesa de Benjamin Biolay, en baño de euritmias tradicionales de Malí que hace de la anochecida un fragor de afectos enlazados. “Ne m’abandone pas, mom amour, ma Cherie”, frasea dulcemente, Mariam.

La música traspasa cualquier frontera: la víspera Amadou & Mariam y su banda borraron rótulos y demarcaciones. Se instalaron para siempre en los corazones de los mexicanos, franceses, italianos, malienses, colombianos y cubanos, entre otras nacionalidades, que asistieron al convite imprescindible de El Plaza Condesa cada jueves.

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