Abren en NY muestra del pintor Sergio Hernández sobre el “Popol Vuh”

Notimex.- El pintor oaxaqueño Sergio Hernández, considerado uno de los más destacados exponentes del realismo fantástico en México, inauguró la víspera en esta ciudad una serie de grabados y de óleos basados en el libro maya de mitos “Popol Vuh”.
“Estoy muy contento porque es la primera vez que expongo en Nueva York y aunque es una muestra pequeña me parece que es la síntesis de muchas cosas de nuestra cultura”, afirmó Hernández durante la inauguración.

Montada hasta el 21 de enero en la galería Octavio Paz del Consulado de México en Nueva York, la exhibición es una serie de cuatro óleos de gran formato y de unos 30 grabados, que conforman una colorida y alucinante interpretación del libro sagrado de los mayas.

Hernández explicó que la idea de abordar gráficamente el “Popol Vuh” comenzó a gestarse desde los años ochenta, luego de que hiciera un viaje a París, y de que se fascinara de las referencias del libro no sólo a la cosmogonía maya sino a la salud física.

Los grabados exhibidos son parte de una carpeta, de la que existen 70 ediciones, y que es complementada con una presentación del historiador Miguel León-Portilla y de un cuento del escritor Juan Villoro, editados por Carlos González Manterola.

De acuerdo con León-Portilla, la interpretación que hace Hernández del “Popol Vuh” es una “obra de un arte que es dos veces arte: el de la antigua palabra a veces mágica y siempre luminosa y la creación propia”.

Consideró que el arte de Hernández “nos acerca a un universo que, siendo legado de Mesoamérica, lo es también de los hombres y mujeres de los cuatro rumbos del mundo”.

La muestra fue primero exhibida en la Universidad Tecnológica de la Mixteca, en Oaxaca, y más tarde en la Casa de Cultura de Huajuapan de León, cerca de donde nació Hernández. En total, la serie del “Popol Vuh” incluye cerca de 80 óleos, aunque no todos están terminados.

“En cierta forma, los grabados del Popol-Vuh significaban una reconciliación con sus miedos de infancia: ahora la vida orgánica había dejado de ser una amenaza; vibraba, con inaudita belleza, separada del hombre que ya sólo era un recuerdo”, escribió Villoro.