La película será proyectada el próximo martes en el Palacio de Bellas Artes.
Notimex.- El escritor y narrador Mario Bellatin (Ciudad de México, 1960) aseguró que la película “Bola negra”, basada en un cuento escrito por él mismo, “es la metáfora de una ciudad que se devora a sí misma” y a la vez “una suerte de homenaje para una generación perdida”.
En entrevista, el autor de obras traducidas al alemán, italiano, portugués e inglés sostuvo que el filme, realizado junto con la compositora Marcela Rodríguez en Ciudad Juárez, tiene una dedicatoria para los jóvenes, “a quienes la violencia les ha arrebatado su futuro”.
La exhibición gratuita de la película está programada por la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) para el próximo martes en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, detalló el narrador y también docente.
“Bola negra”, cinta basada en un cuento de Mario Bellatin, con música y dirección de Marcela Rodríguez, es una historia colmada de riesgos, amor y desesperación, explicó el escritor al recordar el momento en que se planteó con Rodríguez la forma de abordar el contexto social que vive Ciudad Juárez, Chihuahua.
“Decidimos hacerlo de una manera inusitada y por ello en la música participan jóvenes en situación de riesgo”, anotó.
Desde su perspectiva, “alguien pensaría en un documental, pero nosotros pensamos en partir de un musical para romper con lo que allí se vive. Echamos mano a un texto donde un entomólogo se come a sí mismo, como una metáfora de una ciudad que se come a sí misma”, detalló Bellatin.
La filmación, abundó el Premio Nacional “Xavier Villaurrutia” 2001, fue muy complicada, “tratamos de mostrar la realidad tal cual es, tanto del lado mexicano como del lado americano; nos atravesamos como mojados y vivimos esa situación de riesgo”.
Bellatin destacó que algo importante en el rodaje de “Bola negra” es que no pretende mostrar la violencia, pero sí el espanto de la desolación. Es, dijo, “exhibir una esperanza que reinventa la música para tratar de superar la realidad”.
Para la preproducción del rodaje, que contó con el apoyo del INBA y la compañía Interior Trece, indicó que primero, Rodríguez trabajó en la composición de la partitura de la ópera y en preparar a los chicos con quienes se harían los coros, a través de un método que ella desarrolló en el pasado para su lectura.
Luego retomaron uno de sus cuentos y, posteriormente, se invirtieron seis meses de edición. El resultado una película de una hora de duración.
El narrador comentó que fragmentos de la película fueron presentados en foros internacionales, como el Documenta de Kassel, Alemania, en julio pasado, a fin de retroalimentarse sobre cómo retratar una situación extrema a partir de una ópera muy actual.
Pactamos Marcela y yo cómo poder dar fe, de una manera concreta, de lo que sucede. Hay entre los jóvenes un gran entusiasmo, desesperación y necesidad de expresarse, manifestó.
La historia se basa en un cuento incluido en “Tres novelas” (2005), al cual se integró la música, creando así un filme experimental con una ópera dentro. Endo Hiroshi, protagonista de la historia, es un entomólogo japonés quien una noche de insomnio recuerda su travesía por un lugar en Africa en el que estuvo antes y donde encontró un extraño insecto hasta entonces no clasificado.
De acuerdo con la trama, tiempo después de guardarlo bien en un frasco y llevárselo para analizarlo en casa, descubre que el insecto se ha convertido en una pequeña bola negra, a partir de lo cual hace deducciones que lo llevan a tomar una serie de decisiones que pronto le cambian la vida por completo.
Después del estreno de “Bola negra” en la Sala Manuel M. Ponce, al que asistirán ambos para charlar con el público, buscarán darle una mayor difusión acercándolo a preparatorias y secundarias, además procurarán un acercamiento con representantes de los Derechos Humanos.
Mario Bellatin estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Lima y ha sido director del área de Literatura y Humanidades en la Universidad del Claustro de Sor Juana y de la Escuela Dinámica de Escritores. Fue miembro del Sistema nacional de Creadores de Arte (SNCA) en el periodo 1999-2005.
El becario de la Fundación Guggenheim 2002, ha obtenido también el Premio Nacional de Literatura Mazatlán 2008 por “El gran vidrio”. Es autor de las novelas “Poeta ciego” (1998), “Tres novelas” (“Efecto invernadero”, “Canon perpetuo, “Salón de belleza”, 1995) y “El jardín de la señora Murakami” (2000).
También, “Mujeres de sal” (1986), “Efecto invernadero” (1992), “Salón de belleza” (1994), “La escuela del dolor humano de Sechuán” (2001), “Shiki Nagaoka: Una nariz de ficción” (2001), “Lecciones para una liebre muerta” (2005), “Pájaro transparente” (2006) y “Los fantasmas del masajista” (2009).
Otras novelas de Mario Bellatin son “El pasante de notario Murasaki Shikibu” (2010), “Disecado” (2011), y “La clase muerta” (2011). En cuento, destaca su obra titulada “Pájaro transparente” (2006). Muchos de sus títulos han sido llevados con éxito a otras lenguas en diversas naciones alrededor del mundo.
Por su parte, Marcela Rodríguez (Ciudad de México, 1951) es autora de piezas para diversos instrumentes, canciones, música de cámara, sinfónica y dos óperas. Desde 1979 escribe continuamente música para teatro y trabaja con los principales directores de México. También ha escrito música para danza.
Entre su vasta producción destacan dos óperas: “La Sunamita” (grabada en un disco compacto) estrenada en 1991 en el Festival de La Ciudad de México (transmisión en 1994 por la Televisión Española Canal Plus) y “Séneca o todo nos es ajeno”, así como su “Concierto para flautas dulces y orquesta” (1993).
Algunas de sus colaboraciones con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han sido en el homenaje a Margo Glantz; el concierto “Vértigos” para percusiones y orquesta (2002); Concierto para cello y orquesta con la OFUNAM (2003) y “Presencias”, homenaje a Ramón Xirau (2004), entre otras.
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