Rememora José Agustín elaboración de “Abolición de la propiedad”

Notimex.-  Publicada hace 44 años, la novela “Abolición de la propiedad” fue escrita “de un jalón” y “a mis 25 años de edad”, recordó aquí su autor, el escritor mexicano José Agustín Ramírez Gómez (Acapulco, 1944).
Entrevistado por Notimex en su residencia, el autor reconocido como miembro del movimiento de “La onda” refirió que fue gracias a una segunda beca de la Fundación Guggenheim como tuvo el tiempo necesario para escribir la pieza, que ganó en 2012 el premio a Mejor Guión en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG).

Del proceso de creación, precisó que “una noche de 1969, a mis 25 años de edad, en un fogonazo, se me ocurrió la totalidad de “Abolición de la propiedad”.

“Ya estaba yo acostado, pero me di cuenta que la luz que iluminaba mi máquina de escribir se había quedado prendida. Me levanté con la intensión de apagarla, pero la máquina me llamó, me dijo ´ven papacito´ y fui hasta ella para escribir”.

Dentro de su obra literaria, esta novela ocupa para el también autor de “La tumba” y “De perfil” un sitio muy importante, ya que cuando la escribió, la crítica especializada la trató muy mal.

“Se decía que todo lo que yo había escrito hasta entonces, que era muy ameno, lo había perdido por completo, que me había puesto pesadísimo y que ya era yo un aburrido; todos los críticos no entendían ´Abolición de la propiedad para nada”.

Por esos años, indicó, la novela fue traducida al inglés y llevada al teatro. “Yo trabajaba como maestro en una universidad de Estados Unidos y un amigo mío de por allá pensó en montarla. Así se hizo.

“De manera simultánea se estrenó en español y en inglés, lengua para la que se hicieron muchas pero afortunadas correcciones. Tras el estreno, la obra tuvo una suerte que le dura hasta la fecha”, abundó.

Para el autor ello se debe, tal vez, a la frescura de sus dos protagonistas, a la veracidad del lenguaje y a lo vigente de la trama.

“La idea me entusiasma hasta la fecha: Una misteriosa grabadora funciona como oráculo y reproduce las conversaciones futuras de Norma y Everio, dos jóvenes que no se conocen pero que con esas cintas se instalan en un tiempo mítico”, describió.

Los personajes reproducen las oposiciones clásicas entre lo nuevo y lo viejo, el cambio y lo establecido. Ella, romántica y rebelde, se enfrenta a lo conservador y pragmático en él. Sin embargo, dijo, “una profunda afinidad generacional los hace comunicarse con facilidad en medio de enfrentamientos y, de esa forma, pasan de la simpatía y la posibilidad del amor a un antagonismo irreconciliable”.

Esa trama que no pierde vigencia es la que conquistó a Jesús Magaña, director y guionista fílmico, para llevarla a la pantalla. En 2009 produjo “Abolición de la propiedad”, cinta con la que en 2012 ganó el premio “Mayahuel” del FICG por Mejor Guión.

La historia de esta novela es vigente y eso no es raro ni casual, si se considera que en 1969 José Agustín ya se hallaba “en una primera cima del éxito profesional, pero, como suele suceder, pues todo cuenta más de lo que se cree, a la vez me despeñé en un tobogán de exaltaciones y de depresiones, de tomas de conciencia y delirios, de felicidad y desolación”.

Activo y entusiasta de su labor de escritor, José Agustín adelantó que actualmente está inmerso en la elaboración de una nueva novela, a la que ya tituló, “La locura de Dios”, y la cual tiene bastante avanzada y espera terminarla en el transcurso de este año o a principios del próximo.

De excelente humor, pícaro en su lenguaje coloquial y cómodamente instalado en el espacioso jardín de la casa construida hace años por su padre, José Agustín dio algunos detalles de esta nueva obra.

“Es una novela sobre un personaje parecido al bíblico Job, pero trasladado a esta época. Un ser al que le va muy bien en la vida: Tiene una esposa linda, unos hijos que lo quieren, él quiere mucho a toda su familia, tiene éxito como profesionista, gana mucho dinero, posee una enorme y bonita casa”.

Todo es felicidad, expuso, pero “de pronto, su mujer lo abandona, sus hijos lo desprecian y lo pierde todo”, abundó. Se va a vivir a un departamento modesto y los pocos amigos que le quedan le dicen que algo habría hecho mal para que Dios lo castigara de tan severa manera.

“Pero el personaje asegura convencido que él absolutamente nada mal ha hecho, y que si Dios lo está castigando es porque Dios está loco”. Confió en que seguramente la novela levantará polémica, “sí, pero de eso se tratan las letras”.