Notimex.- Mérida. El arqueólogo e investigador yucateco Sergio Grosjean Abimerhi rescató la memoria histórica de más de 350 cantinas, algunas de las cuales todavía operan en las calles del Centro Histórico de esta capital.
En entrevista, dijo que elaborar la edición de su libro “Anécdotas de las cantinas de Mérida” le llevó más de un año de trabajo de campo e investigación para recopilar anécdotas y seleccionarlas.
“Empezamos a recorrer cantinas y buscar los versos y lemas que las identifican además de entrevistarnos con veteranos parroquianos que hablaron de cómo han evolucionado esos centros de encuentro y de las anécdotas en su paso por esos lugares”, detalló.
No fue un trabajo sencillo, pues en las cantinas hay una especie de “cofradías” a las que no es fácil acceder, “son personas muy celosas de su espacio y que se protegen entre ellos”, y mucho más difícil es que esa gente cuente situaciones sobre su vida en la cantina.
“Es diferente a los bares de ahora, sobre todo a los que les llaman sport bar, donde la gente va a ver chicas y al cotorreo, a las cantinas van personas que buscan la tertulia, la bohemia, la plática con el cantinero, son otra cosa y cada cantina tiene su espíritu y esencia”, añadió.
Hay cantinas donde se reunían y se juntan médicos, otras a donde van los abogados, otras a donde van los músicos, otras a donde van los periodistas y cada una tiene algo que refleja el espíritu y esencia de sus parroquianos, refirió.
Entre las anécdotas más significativas, narró el caso de un parroquiano que todos los días iba a beber con un amigo, que hace unos años murió, pero él, cada vez que va pide dos tragos y uno lo asienta junto a él, al igual que cuando estaba con su compañero.
“Pide su copa y la choca con la otra y dice salud amigo y cada vez que pide otra copa hace lo mismo y ya cuando se va a ir, toma la copa que se supone es de su amigo, se la toma y se va y así lo hace ya desde hace mucho tiempo”, recordó.
Otra anécdota la protagonizó el reconocido compositor y trovador yucateco Pastor Cervera, quien tenía en el “Foreign Bar” un lugar para él, el cual fue bautizado como “La cueva de Pastor”.
“Ese día llegaba de la Ciudad de México y antes de ir con su familia decidió pasar por la cantina. Sus amigos se pusieron de acuerdo para cuando él llegara, nadie le dirigiera la palabra a modo de broma y cuando don Pastor llegó feliz gritando ya llegué, nadie le dirigió la palabra”, expuso.
“Saludó a varios y le hicieron lo mismo, nadie hablaba. Desconcertado, Pastor Cervera se dirigió al baño donde se quitó completamente la ropa y salió desnudo y así se dirigió a la barra a pedir su cerveza al cantinero y cuando todos los vieron se carcajearon. No que no me hablaban, les dijo”, afirmó.
Como esa, hay muchas otras anécdotas, fotografías y testimonios impresos en el libro, el cual, según Grosjean, seguramente no será el único, ya que quedaron pendientes varios relatos y material que no entró en la primera edición.
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