Notimex.- Un escritor que desmitificó pasajes de la historia de México fue el guanajuatense Jorge Ibargüengoitia, quien destacó como dramaturgo, ensayista, novelista y periodista, y quien este 2013 hubiera cumplido 85 años.
En torno a esta figura se reunieron hace unos días Juan Villoro, Fabrizio Mejía Madrid, Enrique Serna y Armando González Torres, quienes hablaron del autor, a quien consideraron muy influyente en los escritores contemporáneos, por su singular estilo.
Incluso, dieron algunas “instrucciones para leer” a este autor, cuya literatura, aseguraron en la sesión, “rompe con la solemnidad de la tradición literaria mexicana”.
Para Enrique Serna, “Ibargüengoitia era un narrador con una gran intuición para observar la ridiculez humana y la doblez del comportamiento social”; mientras que para Armando González Torres, el autor de “Las Muertas” deja como legado “un tono de humor lúcido y crítico poco cultivado en la literatura mexicana”, según información difundida en medios mexicanos.
Jorge Ibargüengoitia Antillón nació el 22 de enero de 1928 en la ciudad de Guanajuato, Guanajuato, y murió en un accidente aéreo ocurrido en Madrid, España, el 27 de noviembre de 1983.
Su padre murió cuando el autor contaba con sólo ocho meses de edad, por ello, su madre se fue a vivir con su familia, la cual estaba conformada en su mayoría por mujeres, pues cuando Jorge tenía siete años, su abuelo, el otro hombre que había en la casa, falleció, según el sitio “literatura.us”.
Ibargüengoitia ingresó a la carrera de Ingeniería en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pues su familia había perdido todo su dinero y esperaban que el joven lo recuperara. Sin embargo, a los 21 años se inclinó por las letras y se inscribió en la carrera de Arte dramático.
Fue un hombre poseedor de un humor muy especial, y de acuerdo con su biografía publicada en “conaculta.gob.mx”, su personalidad a veces era oscura y corrosiva, ya que criticaba las estructuras sociales que eran favorecidas y marginaban a otros por su género o ideología.
En su obra, Ibargüengoitia retrató al prototipo de mujer mexicana independiente, fuera del rígido modelo moral de los años 40 y 50, donde se idealizó como la ama de casa, cocinera y cuya única aspiración era contar con nuevos electrodomésticos para consentir al marido y los hijos.
Situación que se reflejó en su obra “El tesoro perdido” que habla de un burdel de Pekín, protagonizada ´por Tou-wei, una joven prostituta que modifica su destino. Lo mismo ocurrió con “Clotilde” la historia de una mujer huérfana que se casó con intelectual.
El dramaturgo mostró un perfil distinto de la naturaleza humana y cuestionó al matrimonio como institución y, en opinión de algunos críticos permitió el desarrollo de personajes femeninos más complejos dentro del teatro mexicano, quizá porque él mismo creció entre mujeres independientes.
Con “La lucha con el ángel” retomó la vida de una empleada joven de la empresa Sanborns, quien no sabe nada de tareas domésticas y comparte un departamento con su prometido, un compañero de trabajo.
En 1954, fue alumno de Rodolfo Usigli en el curso de Teoría y composición dramática, donde presentó su obra Susana y los jóvenes, que estrenó en la sala Ródano como parte de la temporada de la Unión Nacional de Autores.
En 1957, Ibargüengoitia obtuvo la maestría de Arte Dramático y continuó con experimentación de la composición estructural de los lenguajes escénicos. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores, de la Fundación Rockefeller, de Fairfield y de la Guggenheim.
Además, fue profesor de Teoría y composición dramática, y de Lengua en la UNAM y fue docente de Literatura española en el Monterrey Institute for Foreign Studies en 1963, así como en las universidades de las Américas y de California.
Jorge Ibargüengoitia escribió 16 piezas de teatro, gracias a lo cual obtuvo una mención especial en Buenos Aires, en 1956, por su pieza “La lucha con el ángel”, y con su obra “El loco amor” ganó el primer lugar del concurso de Creación de Obras Teatrales convocado por el Ateneo Español de México.
En 1962 escribió su última obra de teatro “El atentado”, una farsa histórica que resultó galardonada con el Premio Casa de las Américas en 1963. El siguiente año (1965), Ibargüengoitia obtuvo el Premio Casa de las Américas con su novela “Los relámpagos de agosto”.
Es recordado como uno de los pocos dramaturgos que se atrevieron a mostrar a una mujer abierta sexualmente, independiente e incluso opuesta a las ideas políticamente correctas de su época, a partir de un universo en el que la mujer concilia las contradicciones de su época.
Entre su producción novelística se destaca “Maten al león” (1969), “Estas ruinas que ves” (1975), “Las muertas” (1977), “Dos crímenes” (1979), “Los pasos de López” (1982), así como “La ley de Herodes y otros cuentos (1967) y “Piezas y cuentos para niños”, que se publicó en 1990.
Jorge Ibargüengoitia murió el 27 de noviembre de 1983 en un accidente aéreo cuando se dirigía al encuentro de escritores junto con el crítico uruguayo Ángel Rama y el narrador peruano Manuel Scorza. Se cuenta que llevaba consigo el borrador de una novela inédita.
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