Notimex.- Los cantautores Armando Manzanero y Francisco Céspedes “armaron un pancho” lleno de romanticismo, amistad y buen humor durante el concierto que ofrecieron en esta ciudad como parte de su gira.
En El Plaza Condesa, que lució abarrotado de gente, Juan Pablo Manzanero, hijo del compositor yucateco, abrió el recital con la interpretación de varios de sus temas, entre los cuales destacaron “Úneme” y “Serás el aire”.
Poco después, el sonido de un teléfono fue la clave para arrancar el espectáculo de estos dos grandes artistas. Fue así que Manzanero apareció en el escenario para responder a la llamada y aclarar a quien estaba en la línea:
“No soy Pancho, vivimos juntos, pero no soy Pancho. Tampoco somos pareja, aunque esté de moda serlo. Él no lo sabe, pero soy su abuelo”, dijo y de inmediato desató las risas del público.
El cubano Francisco Céspedes tomó el micrófono y juntos comenzaron a cantar “Todo es un misterio”.
Siguiendo con el humorismo, Manzanero explicó a Céspedes que a la vuelta del foro, en la calle Tamaulipas de la colonia Condesa vivió el compositor Luis Demetrio, en 1957, año en el que conoció a su abuelita.
“Se llamaba Herminia, ¿no? Vino de Cuba a un carnaval de Veracruz. ¿Acaso no le contó nunca su mamá? En aquel entonces, me dijo: oiga chiquito, venga a bailar conmigo un danzón y acepté. Le estoy contando la verdad, usted es mi nieto”, insistió.
“Dónde está la vida” y “Adoro” fueron los temas que continuaron en el repertorio y cuando Manzanero cantó “El ciego”, en ausencia de mujeres, invitó a bailar a Céspedes, pero éste reaccionó cuando Manzanero le tocó una nalga. “Usted toca lo que quiere y yo no digo nada”, bromeó el maestro.
“Todavía”, “Esperaré”, “Vida loca”, “Si tú ya no estás”, “Contigo aprendí” y “Quédate más” fueron ovacionadas por las casi dos mil personas presentes que en todo momento halagaron a los artistas.
Con “Remolino”, el trovador Pancho Céspedes practicó sus mejores pasos de baile recorriendo de extremo a extremo el escenario.
Mientras se contoneaba y coqueteaba con el público, éste lo acompañaba como coro monumental en éste, uno de sus grandes éxitos.
Tras ofrecer disculpas por la “confusión” en el mundo que provocaron sus antepasados, los Mayas, Manzanero entregó “Nos hizo falta el amor” y a dueto presentaron “Señora”, “No sé tú” y “Te extraño”.
Para entonces, Manzanero estaba sentado frente al piano, mientras que Céspedes se quitó el saco, se despojó de sus zapatos y se recostó cómodamente sobre el sofá que había en el escenario.
Mientras tanto, en la sala parejas de enamorados se repetían al oído cada palabra, cada verso y cada poema de los temas. Hubo quienes incluso, asistieron al “show” para celebrar 50 años de matrimonio.
Con “Somos novios”, “Esta tarde vi llover”, “Se me antojó” y “Voy a apagar la luz” emocionaron aún más, de modo que hubo momentos en que El Plaza Condesa vibró con las voces de los enamorados asistentes.
Aparentemente era el final de la velada, pero ante el clamor de otra y otra más, regresaron al templete para complacer a sus seguidores ahora con la que Manzanero dice, es la canción que más ama: “Por debajo de la mesa”.
A dueto interpretaron la emblemática “No” y de pronto, a manera de broma y como sus musas inspiradoras, dos travestis de gran estatura aparecieron para bailar con ellos. El espectáculo concluyó con “Todo es un misterio” y “Nunca más.
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