Notimex.- El escritor José de la Colina aseguró que de Augusto Monterroso “me he quedado, desde hace 10 años, con la imagen de un amigo ante quien siempre había que estar en guardia, porque era un hombre cuya relación con el mundo y con todos los hombres, siempre era de broma”.
Anoche, minutos antes de ascender al estrado de la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, para tomar parte en la charla “Monterroso todavía está aquí. A diez años de su fallecimiento”, al lado de los editores y escritores Javier Perucho y Eduardo Lizalde, De la Colina hizo volar su vasta memoria.
Recordó que “no eran malas sus bromas porque sobre todo, era un hombre al que daba gusto encontrárselo, y por lo mismo, daba gusto vivir cuando vivía Augusto Monterroso”. Así mantiene en su retentiva a ese autor guatemalteco nacionalizado mexicano, famoso por sus relatos breves y de largo aliento.
De Monterroso (Tegucigalpa, 21 de diciembre de 1921-Ciudad de México, 7 de febrero de 2003), De la Colina dijo a Notimex que “yo lo releo mucho y de manera frecuente, por puro placer e incluso he escrito algunos textos sobre él, pero sobre todo, lo leo una y otra vez por el puro goce de hacerlo”.
De buen talante y con un vaso con agua en la mano, acurrucado en el saloncito anexo a la Sala Manuel M. Ponce del palacio de mármol, José de la Colina abordó con sus más sublimes recuerdos para explicar que “su prosa me hace tilín tilín, sobre todo, al darle una larga respiración, dejando atrás las frases entrecortadas”.
Al decir lo anterior, De la Colina hizo una pausa en sus declaraciones, abrió los ojos de manera sorpresiva y saludó a su amigo Eduardo Lizalde, quien llegó al salón para aguardar el inicio del evento público. Lo invitó a charlar con Notimex y juntos coincidieron en ya no hablar más de “El dinosaurio”.
Lizalde tomó la palabra para recordar que si bien “El dinosaurio” es el cuento corto, fábula o micro relato más famoso de Augusto Monterroso y que en el mundo es conocido así: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”, originalmente fue escrito por su autor de una manera distinta y con un error.
“Originalmente él escribió: Cuando despertó todavía estaba ahí el dinosaurio y como se podrá ver, tiene una cacofonía con la sílaba tó de despertó y to de todavía; Yo le sugerí que lo cambiara, y lo dejó como hoy se le conoce”, detalló Lizalde, orgulloso de su aportación a la famosa composición literaria.
Sin embargo, terció De la Colina, “se trata de un gran cuento pero ya basta; Augusto Monterroso dejó un legado literario de más cosas y cosas mejores, inscritas en su humor, el cual ejercía muy bien sobre personajes y autores de la literatura pasados, no los actuales; su humor era inglés, seco, entre líneas”.
Luego, ambos se encaminaron, escoltados por Stasia de la Garza, coordinadora de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), hasta la sala donde un público exiguo pero bastante interesado ya los aguardaba para que junto con Perucho disertaran sobre la obra de Monterroso.
Ahí, la tríada de especialistas en el tema estuvieron de acuerdo al señalar que el homenajeado es el escritor conocido en Hispanoamérica por su producción de relatos breves y de largo aliento, encaramado entre los más importantes escritores en español del Siglo XX, ínclito narrador y mejor ensayista mexicano.
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