Notimex.- Tuxtla Gutiérrez. La situación de las empleadas domésticas en la entidad presenta similitudes con el resto del país, pero también cuenta con características que la hacen particular, pues en su mayoría proviene de zonas indígenas pobres.
La Población Económicamente Activa (PEA) en Chiapas es de dos millones de personas, casi 800 mil de ellas son mujeres y más de 13 por ciento de ellas ejerce servicio como empleada doméstica, mientras habita en zonas marginadas de las ciudades, según reportes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Las ciudades que registran mayor migración de mujeres son Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Comitán, Tapachula y Arriaga, estas dos últimas reciben una fuerte carga migratoria, sobre todo de centroamericanas que se emplean en bares y cantinas.
Les siguen Motozintla y Comalapa, donde mujeres de Honduras, El Salvador y Guatemala.
En el marco de la conmemoración del Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar, la principal ocupación es en el comercio y de afanadoras.
Muchas mujeres emigran a las ciudades a temprana edad, siendo trabajadoras en casas ajenas desde la infancia, laborando jornadas extensas por salarios muy bajos y en condiciones de esclavitud.
Se enfrentan al racismo, a la discriminación y la explotación, no son sujetas a contratos, ni prestaciones, en muchos casos ni siquiera se les reconoce como trabajadoras, de acuerdo con la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).
Asimismo, según esta instancia, a extranjeras se les ofrece techo y comida como pago a un trabajo que a veces se convierte en explotación sexual, lo que obliga a realizar operaciones policiales en varios municipios contra la trata de personas.
El manejo deficiente del español es una de las limitaciones para las mujeres y la poca o nula educación básica favorecen la explotación, se les mantiene aisladas y no se les reconocen los mínimos derechos humanos y laborales, expuso la consejera de Derechos Humanos, Marina Patricia Jiménez Ramírez.
Numerosas mujeres jóvenes inmigrantes campesinas e indígenas encuentran en el empleo doméstico una de sus primeras opciones para subsistir en las ciudades, indicó.
El empleo doméstico continúa siendo es una opción para las mujeres jóvenes, pues un buen número de niñas, adolescentes, jóvenes y adultas se emplean en el trabajo doméstico en esta ciudad con salarios miserables o comida y ropa como pago, destacó.
La coordinadora de capacitación de la Secretaría para el Desarrollo y Empoderamiento de la Mujer, Guadalupe Jarquín Toledo, dio a conocer que seis de cada 10 mujeres que trabajan “cuentan con educación básica o más”.
El salario de las mujeres es menor al de los hombres, el promedio de ingreso por hora es de 31 pesos; ellas laboran de seis a 10 horas a la semana más que ellos y dos de cada tres féminas trabajan subordinadas, refirió.
Asimismo, destacó que cuatro de cada 10 mujeres mayores de 14 años trabajan, el 91.9 por ciento combina su trabajo con el estudio y con los quehaceres domésticos y dos de cada 10 mujeres trabajan por cuenta propia.
“Tenemos que hacer una gran reflexión en el sentido de que las niñas y las mujeres tienen derecho a la educación, a un trato digno, a un empleo digno y justamente remunerado, tienen derecho a disfrutar y realizarse plenamente en el oficio o profesión que les agrade”, dijo.
Insistió en que la sociedad deberá comprender que las mujeres pueden obtener los mismos salarios y oportunidades que los varones.
La presidenta de la Comisión de Equidad y Género del Congreso estatal, Alejandra Soriano Ruiz, refirió que la tasa de desocupación femenil es un poco más alta que la varonil (de 1.7 por ciento).
Lo que es alarmante son los salarios una mujer gana el 28 por ciento de lo que gana un hombre, expuso.
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