TIEMPOS DE CAUSA

Written by Redacción. Posted in Columnas, Minuto a Minuto

Published on marzo 05, 2013 with No Comments

David NocedaUna mosca entre las jaulas

En política, la traición es una constante dentro de los ámbitos que figuran en torno al poder y las decisiones. La frivolidad y la indiferencia, hacen del político un ser multifacético, que demuestra mediante sus ambiciones un destino diferente al de sus adversarios. Es por esto, que la simple aprehensión de una líder sindicalista no debe causar espanto entre la población, puesto que el acontecimiento responde más a un contrapeso del Estado contra los poderosos grupos que iniciaron su ascenso con la llegada de los tecnócratas al poder durante el gobierno de Carlos Salinas.

Figuras como Carlos Slim Helú, Elba Esther Gordillo, Joel Ayala o el mismo Salinas Pliego, han incrementado su riqueza con apoyos gubernamentales que involucran no sólo a partidos políticos (llámese PRI o PAN), sino también a otros actores políticos que durante más de una década, han favorecido el crecimiento económico de estos gigantes.
Si tomamos como referencia la nota publicada el día lunes 4 de marzo por el portal Dinero en Imagen, titulada “15 Familias mexicanas, entre las más ricas del mundo”, tendríamos que un total de 144.9 mil millones de dólares pertenecen a estos personajes. Lo interesante e importante de analizar, es la procedencia de estos recursos y la forma en que fueron obtenidos. No podemos menospreciar que semejante riqueza bastaría para el desarrollo de ciertas políticas públicas actualmente necesarias, no sólo en materia de educación o salud, sino también en diversas índoles como deporte y cultura física o inclusive seguridad nacional.

Es por eso que una simple detención, auspiciada desde un punto de vista estratégico, no detiene la problemática que enfrenta nuestro país actualmente, el de la transparencia sindical y los monopolios en telecomunicaciones, que hacen de México uno de los países menos competitivos en estos rubros. A la maestra Elba Esther le fallaron sus cálculos, sintió la gloria de la alabanza pública y el recatado aprecio hasta por el mínimo partícipe de nuestra democracia, creyó en la falsa estabilidad política que surge tras un pacto, pero nunca en la cruel y atroz realidad con que funciona la política ordinaria.
Si tan sólo hubiese escuchado esa máxima de Porfirio Díaz, de que en política no hay amigos, “la Mosca” como era bien conocida entre sus alumnos durante los años 70’s, tendría en sus manos la posibilidad indiscutible de reaccionar adecuadamente ante los embates del poder federal. Sin embargo, es evidente que las pruebas son contundentes, no existirá libertad bajo fianza ni mucho menos se permitirá el clásico destierro vitalicio como el que se perpetró contra Luis Echeverría.

El acontecimiento tuvo tal relevancia, que alrededor del mundo cantidad enorme de medios de comunicación le otorgaron un espacio para promocionar las acciones del gobierno entrante. Tan sólo El País publicaba a las pocas horas del hecho, que con esto el Presidente Enrique Peña Nieto confirmaba la voluntad política de su partido por mejorar las condiciones educativas de nuestro país. Desde mi punto de vista, la estrategia fue vital para la detención de Elba Esther, más sin embargo, no comparto del todo que esta planeación haya sido orquestada por el gobierno priista, me parece que la realidad es aún más desconcertante.

Los gobiernos panistas durante los últimos 12 años, llevaron a cabo uno de los actos políticos más humillantes para cualquier figura de poder dentro del Estado. Utilizaron y traicionaron a quien buena parte de la votación entregó a Felipe Calderón durante las elecciones presidenciales del 2006 como chivo expiatorio. Conocían sus pasos, la inmensa cantidad de recursos con que maniobraba el SNTE, los desvíos de dinero a cuentas bancarias fuera de México, y todo esto como parte de una estrategia totalmente ligada a lo que en nuestro país estamos menospreciando, el “espionaje político”.

Claramente la intención de los gobiernos panistas no radicaba en detener a la lideresa, sino en mantener la ventaja política que les ofrecía, y es ahí donde el problema se fue acrecentando. La influencia de Elba Esther Gordillo permeó todos los círculos políticos a nivel nacional, a tal grado de que el SNTE se convirtió en un brazo exclusivo y determinante de poder. Aquí habría que mencionar otro punto importante, el mensaje que envió Enrique Peña Nieto no es el mismo que el de Carlos Salinas durante el famoso “quinazo”.

La postura e inclusive la planeación con que se presentaron las irregularidades en el caso de Elba Esther Gordillo, nos hablan de un seguimiento del caso durante un periodo de tiempo hasta el día de hoy indeterminado. Sería ridículo convencernos de que una simple transacción fue detectada misteriosamente bajo su nombre. Si esto fuese posible, cuántos casos similares no se hubiesen detectado a tiempo, cuántas cuentas podrían ser congeladas para su investigación y así lograr una correcta aplicación de justicia.

No defiendo el caso de la maestra, pero me parece que tal y como aplicaron justicia en este caso minúsculo de corrupción, se presentarán en la toma de decisiones grandes retos políticos a los que tendrán que enfrentarse sin lugar a dudas. En el caso de la Quina, no existía una participación ciudadana tan grande ni mucho menos redes sociales que pudiesen ejercer presión en los actores políticos.

Hoy el panorama es totalmente diferente, el poder entendido como la facultad de incidir en la voluntad de otros, se manifiesta no sólo a través de los tomadores de decisiones, sino también de una ciudadanía cada vez más pendiente y madura frente a lo que sus representantes deciden. Es por eso que ahora con este primer linchamiento, los ciudadanos exigirán no sólo las indagaciones pertinentes de Romero Deschamps y la de Salinas Pliego, de igual forma empezará una confrontación directa con el gobierno por hacer justicia en este tipo de actos que involucran en un mismo nivel a ex gobernadores como el de Coahuila y Tabasco, e inclusive a otros funcionarios públicos.

Sin más que comentar, les dejo con dos preguntas ¿Hasta dónde llegará la traición política durante este sexenio? y ¿En dónde quedan las piezas del tablero que apostaron duro por Elba Esther? Pero eso ya lo veremos, mientras tanto hay que amarrarse las piernas y evitar las lágrimas. Esto es cuestión de política, no de principios.

Por David Noceda /dudas y comentarios david.noceda@hotmail.com

05 de Marzo de 2013

No Comments

Comments for TIEMPOS DE CAUSA are now closed.