Notimex.- La Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) presentó ayer el programa núm. 14 de su Temporada anual de conciertos 2013 con el estreno mundial del “Concierto para flauta y orquesta”, del compositor mexicano Armando Luna Ponce (1964). Gala en la que participó la flautista mexicana Evangelina Reyes, y el joven conductor madrileño Andrés Salado como director huésped.
Programa que se completó con “Alborada del gracioso”, del francés Maurice Ravel (1875-1937), y “Sinfonía núm. 8 en Sol Mayor”, del checo Antonin Dvorák (1841-1904).
Inició el convite con “Alborada del gracioso”, transcripción orquestal del cuarto movimiento homónimo de la “Suite para piano Espejos” (1905). Mudanza para gran orquesta en la que Ravel pone de manifiesto sus consideraciones por la música española en exposición de impulsos rítmicos y complejidades armónicas de seductora belleza.
Pizzicato de cuerdas, pulsaciones de dos arpas (el breve solo de la joven arpista Betuel Ramírez destacó por su elegante arpegio de limpia palpitación); percusiones (incluye castañuelas), flautas y fagotes de fuerte raigambre dancística. El conductor español encamina a la OSN con tino por acuses de reverberaciones “ravelianas” que recuerdan al “Bolero” o la “Rapsodia española”: introito de nueve minutos de atractiva “amanecida orquestal” en sumas hispánicas cautivadoras.
Continuó el agasajo con el “Concierto para flauta y orquesta”, del músico originario de Chihuahua Armando Luna Ponce. 12 movimientos (I. Bacanal I, II. Aria, III. Serenata, IV. Saltarello, V. Bacanal II, VI. Canto fúnebre, VII. Valse fantasque, VIII. Bacanal III, IX. Chacona, X. Nocturno, XI. Guaracha, XII. Bacanal IV) de eclécticas concordias y animoso discurso rítmico.
Tabaleos jazzísticos de una concertina de frondosos glissandos que recuerdan a Eric Dolphy y Wayne Shorter. Contrapuntos, contrastes rítmico-melódicos y embistas rockeras en “bacanal” sonora de abundancia borrascosa.
Concomitancias de blues (II. Aria, X. Nocturno), iconografías folclóricas (VII. Valse fantasque), guiños afrocubanos (IX. Chacona), huapango/son/danza (XI. Guaracha)… Bacanal progresiva que va guiando la estructura de la composición, y flautista que se inmiscuye en los cruzamientos rítmico-armónicos.
Interesantes los visos “stravinskianos” (Bacanal), la sugerente presencia de acentos renacentistas (IV. Saltarello) y reminiscencias clásicas (III. Serenata). Ejecución virtuosa del piccolo, flauta alto y flauta soprano desde abordes lúdicos: Reyes suscribió, anoche, una interpretación en labres de un desbordado imaginario concertino.
Majestuoso estreno mundial de una pieza exaltada, inquietante y provocadora. El joven director huésped supo transmitir a la OSN toda la atmósfera refocilante de un concierto de múltiples registros: en la Bacanal IV se creció, la OSN supo configurar un final de intersecciones temáticas de frondas acuciantes.
Ovación delirante. Cuatro salidas de la solista acompañada del músico chihuahuense, quien agradece al director la atinada conducción de su concierto.
Encore. “Dedico esta pieza a Armando”, anuncia la flautista. “Estudio Bop No. 1”, del pianista mexicano Eugenio Toussaint (1954 – 2011). Otra vez se hacen patentes las pujas jazzísticas de Evangelina Reyes en una ejecución redundada de técnica y desenvoltura que vuelve a remitir al flautista/sax estadounidense Eric Dolphy.
Intermedio. Notimex se acercó al musicólogo uruguayo, especialista en Ravel, Borondín Salderetta, quien comentó: “lo de Ravel majestuoso, una OSN dueña del cosmos ´raveliano´: las dos arpas en transparentes enunciaciones, muy rica la atmósfera rítmica lograda de total estirpe hispánica. El estreno del concierto, sencillamente magistral. Siempre me ha gustado el eclecticismo cismático de Luna: músico gozoso, imaginativo, culto”.
Tercera llamada. Terminó el agasajo con Dvorák y su “Sinfonía núm. 8” (Allegro con brio, Adagio, Allegretto grazioso, Allegro ma non troppo): orquestación de suntuosidad galopante. Hermosas motivaciones melódicas que ponen en vilo a los asistentes.
Lenitivas conjuraciones rítmicas, flautas superpuestas a las cuerdas (Allegro con brío); exuberante leitmotiv de arrebujada enunciación, columpio de las cuerdas, flautas dibujando sutilezas, solo de violín majestuoso (Adagio): Dios ronda por la sala. Uno de los grandes momentos de la música occidental. La muchacha sentada a mi lado llora (este cronista también lo hace).
Motivo de vals, cadenza de airosa danza, sublime chanzoneta, flautas y trompetas suscribiendo la epifanía (Allegro gracioso). Fanfarria de las trompetas, violonchelos y contrabajos en costuras exaltadas: conductor estimulado y seguro: OSN en diligente glosa de una de las grandes sinfonías del posromanticismo.
Apoteosis orquestal: conductor de entusiasmo contagioso. El crepúsculo se nutrió de placenteras algarabías: sabores que entibiaron la noche de conjuros y tradiciones de Bohemia. El compositor de “Sinfonía del Nuevo Mundo”, concluyó una gala inolvidable, donde la flautista mexicana y el director español acentuaron los ajustes veraniegos de la alborada. Enhorabuena.
Se anunció para la próxima semana (domingo 2 de junio, 12:15 y 13:45 horas) un concierto familiar con obras de Vivaldi, Paganini, Britten y Wieniawski, bajo la conducción de Carlos Prieto. Por ahí nos veremos.
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