Notimex.- La pelea que iniciaron hace cinco años el gobierno de Argentina y el Grupo Clarín se recrudeció hoy luego que el jefe de gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri, intentó proteger por decreto al mayor multimedios del país.
El enfrentamiento se reavivó la semana pasada, ante versiones anónimas sobre la supuesta intención de la presidenta Cristina Fernández de intervenir al Grupo Clarín y Papel Prensa, que es el monopolio de distribución de papel para diarios en este país.
La noche del martes, de manera inesperada, Macri emitió un decreto de necesidad y urgencia para, según él, defender la libertad de expresión en la Ciudad ante el interés de la presidenta “de que no haya prensa libre”.
El documento fue elaborado para defender al grupo Clarín, ya que en su artículo 17 establece que “no se podrá intervenir, desapoderar, despojar, reasignar, transferir ni ofertar, sin la aprobación expresa de sus propietarios, ningún medio de comunicación”.
La oposición a Macri interpretó esta medida como una devolución de favores, ya que el líder derechista ha sido protegido mediáticamente por la prensa opositora a Fernández, y que es encabezada por Clarín.
El titular de la Administración Federal de Servicios de Comunicación, Martín Sabbatella, calificó como “un disparate” el decreto de Macri porque coloca leyes locales por encima de las nacionales, lo que es inconstitucional.
La oposición al gobierno nacional respaldó al jefe de gobierno al considerar que se han reforzado los ataques a los medios de comunicación no oficialistas.
Esa pelea comenzó en 2008, cuando el gobierno rompió la alianza que había mantenido con el Grupo Clarín y éste apoyó las protestas de las patronales agropecuarias que se convirtieron en la primera crisis del kirchnerismo.
Un año más tarde, la presidenta logró la aprobación de una Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que le quitaba a Clarín el poder mediático que construyó a partir de la década de los años 70 gracias a su apoyo a la última dictadura militar (1976-1983).
Sin embargo, debido a una serie de amparos judiciales, Clarín logró evadir durante todo este tiempo el cumplimiento de la llamada Ley de Medios, por lo que la última palabra la tendrá la Corte Suprema de Justicia.
Ante la carencia de liderazgos políticos, el Grupo Clarín se erigió con la ayuda de otros medios influyentes, como el principal opositor de Fernández y siguió una política editorial con posiciones exclusivamente negativas hacia el oficialismo.
El gobierno, por su parte, respondió con la creación de su propio grupo de radios, revistas, diarios y programas afines, pero aunque son cada vez más numerosos, siguen sin poder fijar agenda mediática como sí lo hace la prensa opositora.
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