Rumbo a las elecciones del 7 de julio
“Un político piensa en las próximas elecciones; un estadista en la próxima generación”
James Clarke
Generalmente, como ciudadanos solemos olvidar la importancia de un proceso electoral y la problemática que resulta no analizarlo severamente. Estamos acostumbrados a esos antagónicos rumores de que las campañas políticas son simplemente ficciones que se entrelazan con el nepotismo e inclusive con el pago de cuentas, sin embargo, esa misma cosmovisión social de este momento álgido de todo sistema democrático, tiene que ser modificada antes de que el tiempo se nos haya ido.
Actualmente, hemos iniciado un proceso electoral confuso y problemático. Primero porque como ciudadanos nos enfrentamos a una dinámica de partidos cada vez más intolerante y segundo, porque se hace cada vez más fácil observar situaciones de inconformidad en la sociedad por los famosos saltos de puesto en puesto de los políticos no sólo a nivel local.
Tan sólo en la ciudad de Puebla, se renovarán presidencias municipales, regidurías y diputaciones, algo importante si tomamos en cuenta las declaraciones que se han venido manejando a nivel nacional sobre la vitalidad o el respiro que representarán estos comicios para la oposición en México. Oposición que se ha visto desplazada vilmente tras el supuesto “Pacto por México”.
A lo largo de los últimos días, se han remarcado incansablemente las posturas políticas de ciertos perredistas y panistas sobre el desvío de recursos por parte de Rosario Robles en la SEDESOL, para el uso de éstos en los estados donde se llevarán a cabo elecciones el próximo 7 de julio. En este sentido, tenemos que destacar dos cosas, en primer plano, que para muchos representó un insulto público la declaración de Enrique Peña Nieto a Rosario Robles diciéndole que “no se preocupe” y por el otro lado, tenemos una total degradación de los compromisos pactados anteriormente por el Gobierno Federal con los demás partidos. Tal parece que esa modesta renovación y exagerada propuesta de cambio, están quedándose sin lugar con el regreso de la misma caracterización de un partido hegemónico que ejerce su voluntad sin frenos ni reparos.
Resulta impactante, que como lo he venido señalando anteriormente, la imagen pública del Gobierno Federal se mantenga estable, tomando en cuenta que no hemos tenido oportunidad de observar y calificar el desempeño público de nuestra Primera Dama, que ni siquiera podemos ver el alcance de las famosas reformas en materia de educación y telecomunicaciones, y que por último pero sin dejar de lado, siga sin presentarse una propuesta en materia de seguridad nacional (temática que por cierto manejó el presidente Barack Obama en su visita a México durante días pasados).
El gabinete mediático, nos ha dejado claro la línea de la que partirá este sexenio y de la que tratará no salirse, que será la de propuestas populacheras sin razón de fondo, más que mantener la gracia y el poder durante un periodo indeterminado. En este tramo, critico severamente las posturas presentadas por Jesús Zambrano en su calidad de “líder de oposición”. Liderazgo mediocre que ha provocado una crisis interna a nivel nacional en todo el partido que representa, pero que además, ha generado su agotamiento como fuerza política y abierto la puerta de los vencidos.
Cuándo será el día (nos preguntamos muchos) en que el PRD y el PAN recuperen su capacidad política de pensamiento, su estrategia comprometida con la victoria pero sobretodo con la trascendencia. No podemos en este plano, permitir como ciudadanos la incongruencia y la falta de cumplimiento de los compromisos realizados en campaña. La oposición tiene la obligación y la responsabilidad de ser un factor de peso en las decisiones políticas, son la vía de escape en esa peligrosa olla de vapor que conocemos como democracia. Es ahí donde reside toda su relevancia.
Lo anterior lo menciono porque si no existe oposición en procesos electorales, estaremos cediendo nuevamente ante al autoritarismo y las decisiones que se toman verticalmente sin consenso alguno, dando paso a la ruptura de partidos y la carencia de propuestas con visión a futuro, no horizontales. Este proceso electoral, será una lucha entre los seguidores de la línea roja contra los de línea azul, puesto que los antiguos protagonistas, han cedido sus voluntades a una causa que aún hoy, sigue quedándose en el vacío, MORENA.
Este 7 de julio, las casillas no serán el depósito de los votos, los pendones no atraerán miradas, ni las famosas redes sociales definirán el proceso, algo más grande es lo que orientará la vela, y eso será el talento y la capacidad de aglutinar los grupos. Hoy los jóvenes han despertado, y no se detendrán en la incansable lucha de establecer una democracia más equitativa y exigente con sus gobernantes. Hoy los jóvenes son más que unos acarriados (o descarriados), son una estructura sólida en cualquier partido, que impactará más fuerte que nunca en la cara política de la intransigencia. Una cara que terminará marcada por el resto de su existencia.
Por David Noceda /Twitter:DavidNoceda1
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