Notimex.- El Día de la Academia, que organiza la Cineteca Nacional y la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), estuvo dedicado al actor y productor de cine Mario Almada (Sonora, 1922), quien a lo largo de siete décadas de trayectoria ha participado en más de 300 películas.
Aunque el actor no estuvo presente en la charla abierta al público que se realizó anoche en la Sala 8 de la Cineteca Nacional, los cineastas Juan Antonio de la Riva e Ignacio Ortiz hablaron sobre la carrera del homenajeado.
Juan Antonio de la Riva recordó los inicios de Mario Almada, quien antes de tener fama como actor fue productor de películas como “Nido de águilas” y “Los jinetes de la bruja”, donde el protagonista era su hermano Fernando.
Fue hasta 1968 cuando el cineasta Alberto Mariscal filma “Todo por nada” que ya tenía contemplado a un actor para dar vida en la película al hermano de Fernando, pero por alguna situación no pudo hacerlo y Mario Almada decidió hacer el papel, “fue ahí donde comenzó la fama de los hermanos Almada en el cine mexicano”, dijo De la Riva.
Una de las anécdotas que De la Riva compartió con el público fue la filmación de la cinta “Pueblo de madera” (1990), “recuerdo que mientras filmamos la mayor parte de la película nadie se acercaba a las locaciones, pero el día que los lugareños se enteraron que Mario Almada iba a filmar unas escenas, ese día el pueblo entero acudió sólo para ver al actor”.
Abundó que fue todo un suceso en un pueblo de Durango la presencia de Mario, incluso tuvo que intervenir la policía porque era un tumulto de gente, sin embargo, el actor estuvo durante horas tomándose fotos con la gente que emocionada fue a verlo.
En su oportunidad, el cineasta Ignacio Ortiz describió a Mario como “un animal de cine”, que tenía una profunda conexión con los espectadores, “actuó en cientos de películas porque la gente lo quería ver actuar”.
Destacó que una de las cualidades de Almada es que no sólo se consagró como actor de cintas del llamado “spaghetti western”, sino que debido a que también fue productor, sabía perfectamente cómo hacer su trabajo, “siempre fue un actor muy disciplinado, sencillo, interesado por su público, al que respetaba mucho”.
Como parte del homenaje que la Cineteca Nacional rinde a Mario Almada este miércoles se exhibió un ciclo de películas que incluyó “El sabor de la venganza” (México, 1969), western donde compartió créditos con estrellas del cine mexicano como Isela Vega, Helena Rojo, Jorge Luke y Rogelio Guerra, entre otros.
Así como “Pueblo de madera” (México-España, 1990), largometraje ganador del Ariel de Plata en 1991 por Mejor Escenografía; “El mar muerto” (México, 2010), cinta de Ignacio Ortiz donde Almada interpreta al villano de la historia.
Mario Almada debutó en el cine en 1935 con el filme “Madre querida”, al que le siguieron cientos de películas, entre ellas “Todo por nada” (1968), que le mereció la Diosa de Plata por Revelación del Año, “El tunco Maclovio” (1969) con la que ganó su segunda Diosa de Plata por Mejor Actor Co-protagónico, y “La viuda negra” (1984), donde compitió por el Premio Ariel al Mejor Actor.
En la 55ª edición de los premios Ariel, el sonorense fue galardonado con el Ariel de Oro por sus siete décadas de trayectoria. Su filmografía ha sido considerada como un vínculo entre México y la comunidad hispana radicada en Estados Unidos. Su más reciente participación en cine fue en la cinta “Casi treinta” (2013).
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