La vida precoz, impune y breve de Sabina Rivas
“Vengo de paso… voy al gabacho”
El pasado 30 de julio, “La vida precoz y breve de Sabina Rivas” del mexicano Luis Mandoki, ganó la diosa de plata como mejor película y mejor director, respectivamente. Dichos premios son otorgados por la Asociación Civil de Periodistas Cinematográficos de México (Pecime), y reconocen a lo mejor del cine nacional.
Una ocasión más, Mandoki (Voces inocentes, 2006) nos narra una cruenta, feroz y triste realidad. La cinta, basada en el libro “Mara” de Rafael Ramírez Heredia, cuenta la historia de una joven hondureña, que en su afán de lograr el sueño americano, vive los ultrajes de oportunistas y autoridades en la zona fronteriza del río Suchiate (México-Guatemala).
Mandoki, además de presentarnos las vivencias de Sabina y su ilusión de ser una cantante famosa en el gabacho, logra posicionarnos en diferentes aristas. Por un lado nos da el retrato de las pandillas centroamericanas (los “Mara Salvatruchas”), por otro la vida marginada de las comunidades guatemaltecas, y hasta un pequeño viaje coartado sobre “la bestia” o “el tren de la muerte”.
El personaje protagónico bien pudo llamarse Sabina Rivas o Rosario Munguía, Marlene Gaitán, Maribel Ávila, Lourdes Suyapa… ya que cada año, según el Instituto Mexicano de Migración, cerca de 250 mil indocumentados son detenidos en México, de los cuales el 95% son centroamericanos.
Parece increíble cómo nos rasgamos las vestimentas al enterarnos de los maltratos que nuestros paisanos sufren en la frontera norte, de las historias que llegan a nuestros oídos de lo que sucede en Tijuana, en Mexicali, en Ciudad Juárez, del trato que reciben por parte de la pinche “migra” los indocumentados, y en su momento de la posible promulgación de la Ley Arizona; y no seamos capaces de voltear el rostro y darnos cuenta de las vejaciones que ocurren en la frontera olvidada.
Y es que en las ciudades que colindan con Belice, y Guatemala principalmente, los migrantes se han vuelto un negocio redondo, de donde todos quieren obtener su rebanada de pastel (desde el robo de pertenencias y el secuestro hormiga, hasta la trata de personas).
Para todos los creyentes de los derechos humanos y las garantías individuales, es en verdad necesario hacer, al menos, una reflexión sobre lo que sucede en nuestro patio trasero. Resulta hipócrita pedir un mejor trato para los indocumentados latinos (por parte de los gringos), cuando no somos capaces de respetar a nuestros hermanos del centro y sur del continente americano.
Por último, no debemos olvidar los problemas y rezagos que vive el sur; es verdad que el crimen organizado del norte del país ha acaparado los titulares de la prensa, pero Guerrero, Chiapas y Oaxaca siguen siendo los estados más marginados de la Nación.
Por cierto, les recomiendo también ver los documentales “Los que se quedan”, “La Bestia”, “Los invisibles” y “María en tierra de nadie”, para informarse de manera audiovisual sobre el tema de la migración de indocumentados en América.
Omar Villaseñor Zayas
@omarVzayas
@lavoluta
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