Ernesto de la Peña fue un hombre sabio de grandes virtudes: Lizalde

Written by Redacción. Posted in Minuto a Minuto, Sociales

Published on septiembre 13, 2013 with No Comments

Ernesto de la PeñaNotimex.- Al participar anoche en el homenaje que la Academia Mexicana de la Lengua (AML) rindió al escritor, lingüista y polígrafo Ernesto de la Peña, a un año de su fallecimiento, el poeta Eduardo Lizalde aseguró que fue “un sabio admirable y un hombre de grandes virtudes”.

El bardo y académico dijo que se ha hablado todo el año del lingüista, y sin embargo, es preciso recordar que De la Peña era poseedor de claridades impresionantes. “Por fortuna, dejó impresa en la última etapa de su vida una obra muy grande que él mismo se resistía a publicar, una obra que cubre varias vertientes y géneros”.

De esa manera, explicó Lizalde a Notimex en el marco de la ceremonia, dejó para la presente y las futuras generaciones extraordinarios textos en prosa, verso, ensayo, historia y filosofía, “porque era un hombre realmente admirable, un sabio y un políglota de memoria descomunal e inteligencia fuera de serie”.

Son cerca de dos mil 500 páginas las que dejó publicadas recientemente, además de otros 10 libros realizados en la última década de su vida, comentó Lizalde, antes de subir al estrado en compañía del director de la Academia Mexicana de la Lengua, Jaime Labastida, y otros personajes que se dieron cita.

Una vez iniciado el homenaje, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, se recordó que Ernesto de la Peña, escritor, filólogo, políglota, traductor y difusor cultural mexicano, falleció el 10 de septiembre de 2012 y que su última aparición en público fue el 7 de septiembre de ese mismo año.

Eso, cuando en el Colegio de México, en ceremonia de entrega simultánea en el Palacio de la Magdalena en Santander, España, fue condecorado con el Premio Internacional “Menéndez Pelayo” y la Medalla de Honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, por sus enormes y valiosos méritos académicos.

En su oportunidad, Labastida aseguró que cuando se lee la obra del maestro lo primero que asombra es lo vasto de sus conocimientos. “Textos leídos de lenguas que carecen de parentesco entre sí, movimientos entre lenguas muertas y lenguas vivas, oscilancias que van del sánscrito al griego y al latín, del árabe al arameo, del español al francés”.

Ernesto de la Peña (Ciudad de México, 1927-2012) obtuvo el Premio “Xavier Villaurrutia” 1988, por “Las estratagemas de Dios”; el Premio Nacional de las Ciencias y Artes 2003 en Literatura y Lingüística; la Medalla de Oro otorgada por Bellas Artes en 2007, y el Premio “Alfonso Reyes” 2008, por citar algunos.

Estudió Letras clásicas en la UNAM y Lingüística indoeuropea, así como griego, latín, hebreo, sánscrito y otras lenguas de manera autodidacta, hasta llegar a conocer 33; fue catedrático de religiones orientales, literatura griega y Biblia en el Instituto Helénico y de técnica de la traducción y de lengua alemana en el Instituto de Intérpretes y Traductores.

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