Notimex.- Considerada una gran analista de la realidad mexicana, una portentosa filósofa que gustaba de la soledad, que no sabía bailar o nadar y que prefería estar lejos del glamour que tanto agrada a buena parte de la clase intelectual mexicana, Ikram Antaki es recordada por muchos como una mujer admirable.
Una moderna Scherezada, a la que se le agradece la seriedad de sus investigaciones, la amenidad de sus textos y exposiciones y, sobre todo, su disposición para compartir con los demás el conocimiento recibido, destaca un artículo biográfico publicado por el portal en Internet “Porticoluna.com”.
El texto, que hace un breve repaso de su vida y obra, pues asegura que a la doctora Antaki no le habría encantado la idea de ventilar su vida en el ciberespacio, del cual recelaba, recuerda que sólo ella se atrevió a decir que los jóvenes de 1968 habían sido la generación más pobre en el México del Siglo XX.
“Sólo ella se refirió a los plebiscitos como un invento de los fascismos. Solo ella dijo que la democracia no tiene cabida, ni en la familia ni en la escuela. Solo ella resistió a la tentación de idolatrar al subcomandante Marcos…”.
Una visión del México que le tocó vivir desde que llegó a México, sin hablar español, idioma que con el tiempo dominó de tal manera que hoy su legado se encuentra mayoritariamente en este idioma, en el que existen infinidad de audios de los programas en los que compartía su sabiduría.
Ikram Antaki Akel nació el 9 de julio de 1948 en la ciudad de Damasco, en Siria, y falleció, hace 13 años, el 31 de octubre del 2000.
Se dice que gran parte de su talento se debe a su madre, quien era experta y una amante de la literatura rusa del siglo XIX. Además, su abuelo fue el último gobernante turco de Antioquía, y quien le mostró su gran valor al salvar a miles de armenios durante el genocidio armenio en Turquía.
Ikram estudió en una escuela de monjas franciscanas francesas, donde cursó hasta el bachillerato, educada bajo un rigor y espíritu crítico que guió su vida y obra. Se dice que durante su juventud, viajó a Francia para estudiar Literatura comparada, Antropología social y Etnología del Mundo árabe, y en 1975 abandonó el Viejo continente.
Cuentan que Antaki tomó un mapa y abrió un compás, colocando una punta en su ciudad natal y la otra en el punto más alejado posible que resultó ser México, donde estableció su residencia, trabajó como maestra y publicó 29 libros en español, francés y árabe, entre los que destacan “El pueblo que no quería crecer”, “El espíritu de Córdoba” y “A la vuelta del milenio”.
Además, realizó su serie radiofónica “El banquete de Platón” y colaboró con los canales de 11 y 13 de televisión, así como en diversas publicaciones impresas. A raíz de su participación en el noticiero radiofónico “Monitor” su obra fue conocida por el público, destaca “Porticoluna.com”.
Sus lectores, destacan la amenidad de sus textos y conferencias, la profundidad de sus investigaciones y la originalidad de su carácter. Antaki, en tanto, se definía como maestra, no como escritora.
En vida recibió reconocimientos como el premio Magda Donato en 1989 y Premio Juchimán de Plata en 1991.
Meses antes de su muerte publicó “El Manual del ciudadano contemporáneo”, libro donde los lectores conocieron el país ideal con el que la escritora soñaba.
Su legado está disponible en diversos materiales localizables en Internet, donde se puede consultar e incluso adquirir la colección de audios de “El banquete de Platón”, o algunos podcast con participaciones que tuvo para estaciones de radio.
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