Rony Oren invita a sumergirse en el mundo de la animación

Notimex.- Como un juego nada sencillo que estimula la imaginación de los niños y que permite cruzar culturas, géneros e idiomas, definió el artista israelí Rony Oren (1953), la animación, campo en el que es considerado uno de los más destacados exponentes por sus 500 cortos y más de 30 libros infantiles.

Entrevistado durante su primera visita a México, el animador aseguró a Notimex ser un amante de la observación del movimiento; del lenguaje corporal de los seres humanos y de los animales.

Por ejemplo “me gusta ver cómo se mueve un gato y entonces lo convierto en personaje de animación; es una combinación entre la forma, el movimiento y la coreografía”, expresó.

Señaló que dotar de agilidad y expresión a sus mágicos personajes, que en su mayoría son animales de plastilina, es técnicamente laborioso, pues por cada minuto de grabación requieren de mil 500 movimientos.

“Es un proceso muy lento pero que te permite tener un control de cada cuadro, del lugar de las cosas y del movimiento de los personajes”, mencionó.

El animador explicó que crear esos mundos maravillosos, en los que vegetales y animales cobran vida, también implica ser un actor, “porque si quieres crear un rey tienes que entender qué significa ser rey, pensar cómo se mueve y en su carácter, tienes que saber actuar”.

De sus libros de ilustraciones, algunos de los cuales cuentan con instrucciones para crear figuras de plastilina, dijo que en ellos ha buscado plasmar también el movimiento, por lo que los protagonistas de las historias siempre se encuentran en medio de la acción.

Para Rony Oren cada animación inicia con la idea de una historia, que comienza a desarrollar siempre pensando en su pequeño lector, “es contar algo, darle a los niños algo sustancial”.

Posteriormente, trabaja en el área visual que implica imaginar los personajes, los escenarios y la creación del “storyboard”, en el que construye la dirección del filme, “luego coloco la cámara y la iluminación, para crear la atmósfera, y después inicia la animación de los personajes; todo es un juego pero no es sencillo”.

La gran satisfacción de las horas de realización de este laborioso trabajo es mantenerse en contacto con los niños, “ver como entienden todo y como se ríen en las partes correctas, es asombroso como ellos inmediatamente quieren crear, además son tan listos y rápidos que no se quedan con lo estoy haciendo, ellos crean sus personajes y eso es muy estimulante”, consideró notablemente entusiasmado.

El que sus personajes puedan ser apreciados por los lectores y cibernautas mexicanos, para Oren muestra que la animación es capaz de cruzar culturas, idiomas, géneros y edades, “porque no sólo son los niños sino también los adultos a quienes les gusta este trabajo; es un trabajo internacional”, opinó.

Respecto a la animación en Israel, dijo que en su país natal se cuentan con diversas escuelas especializadas, de gran calidad, ejemplo de ello es la Academia de Artes y Diseño Bezalel, que tiene un programa de animación del cual es director.

“Todos los profesores son de la industria de la animación y los estudiantes son muy talentosos, por lo tanto tenemos cadenas nacionales que se interesan por ese talento”, abundó.

Opinó que si bien este campo de trabajo no es abundante, si hay una buena cantidad de ofertas para aquellos que estudian esta profesión; “además, en los últimos años hay becas del gobierno, entonces la situación no es ideal pero hay apoyo”.

Aconsejó a los jóvenes amantes de la animación que sigan creando, “si realmente tienen la pasión háganlo, insistan, hoy con Internet pueden encontrar muchas instrucciones de cómo hacer cualquier cosa”, recordó.

Rony Oren adelantó que actualmente trabaja en dos proyectos completamente diferentes; el primero es la creación de dos libros de una pasta de azúcar, que permitirán que los pequeños lectores disfruten de la lectura y se los coman.

Mientras que el segundo, representa su incursión en la animación experimental, la cual ?precisó- a diferencia de otros de sus trabajos no es narrativa.

“Muchos años he trabajado en ese rubro, ahora quiero realizar algo más abstracto y trabajar con materiales diferentes, como arena, pero todo con movimiento”, concluyó.