Notimex.- En las novelas, como en todo, el diablo está en los detalles, aseguró el autor de “La mujer del coronel”, Carlos Alberto Montaner (La Habana, Cuba, 1943), escritor y periodista exiliado en Miami, al precisar que en esta obra la anécdota central es cierta, pero los pormenores son ficción.
Entrevistado por Notimex, Montaner, actualmente columnista en el Miami Herald, dejó ver una aprensión que habita en su ser. “Sospecho que todas las novelas se elaboran a partir de historias vividas, conocidas, leídas, soñadas, escuchadas, imaginadas; ?La mujer del coronel? tiene todos esos elementos”.
Respecto a los personajes, reveló que “el coronel y su mujer existieron en la vida real, y la historia, a grandes rasgos, es cierta, pero los personajes de la novela, incluido el amante italiano son pura ficción”.
El autor habló del desafío que representó armar el nudo y el desenlace de su libro. “El reto consistía en explicar por qué una mujer que ama a su marido, para conocerse a sí misma, decide tener relaciones sexuales con un hombre, un viejo seductor, erotómano consumado, del que no está enamorada. Ella cree que nadie lo descubrirá. Pero no es así”, subrayó el también analista político.
Montaner reveló que le gustaría que “La mujer del coronel” contribuyera a fortalecer el género de novela erótica. “El erotismo debe tener un espacio importante en la literatura, de la misma manera que lo tiene en la vida. En el mundo, casi todas las personas poseen una secreta dimensión erótica”, dijo.
Desde su perspectiva de escritor, y más que eso, de lector consumado, el autor añadió, vía correo electrónico desde su residencia en Estados Unidos, que los libros que abordan ese tema contribuyen a podeer explorarla. “Es ridículo ocultar o menospreciar esa zona clave de la psiquis”.
Respecto al sitio que ocupa hoy el erotismo en el quehacer de los novelistas hispanoamericanos, refirió que el peruano Mario Vargas Llosa, a quien llamó “nuestro último Premio Nobel”, “se ha atrevido con el género y lo ha hecho con un enorme talento, lo que le ha ganado admiración y respeto del mundo.
Tanto “Elogio de la madrastra” como “Travesuras de la niña mala” son dos magníficas novelas, añadió Montaner, quien confesó que se animó a escribir literatura erótica tras leer estos dos libros de Vargas Llosa. “Toda la vida he leído ficción erótica, desde el Marqués de Sade hasta mi compatriota Anaïs Nin”
Esto “Por curiosidad, y porque es cierta la descripción de la buena literatura erótica que se le atribuye al cineasta Berlanga: ?Son esos libros magníficos que se leen con una sola mano?. Mario logra lo que se proponen los narradores cuando escriben literatura erótica: Estimular la libido del lector”.
Abonó que la tragedia es para hacer llorar al lector, la comedia es para que ría, y la literatura erótica tiene entre sus objetivos lograr que el lector se excite. “Los escritores no suelen decirlo pero de eso se trata. Se han vendido 20 millones de ejemplares de ?Cincuenta sombras de Grey? porque las lectoras (casi todos los compradores son mujeres) buscan sacudir su sexualidad”.
Montaner aborda en su novela dos temas que parecerían opuestos, aunque en la literatura universal han hecho maridajes recurrentes: El ámbito castrense y el erotismo en su más pura expresión. Al respecto, recordó que en la mocedad tuvo un amigo al que le sucedió la historia que ahora cuenta en esta novela.
“De adulto se convirtió en un guerrero feroz de las Tropas Especiales y los servicios de inteligencia le entregaron, sin él pedirlo, porque ni siquiera le pasaba por la cabeza esa posibilidad, las pruebas de la infidelidad de su mujer. La zona erótica del libro describe las relaciones de ella con su amante”, acotó.
Para quien no ha leído esta entrega literaria, Montaner adelantó que en la trama, justo en su parte donde el erotismo alcanza su máximo esplendor, “la psicológica tiene que ver con la crisis emocional de una mujer que sí ama a su marido, pero quiere adentrarse en su sexualidad y se entrega a un profesor 20 años mayor”.
El profesor italiano es un amante experimentado, un gran vividor en todo el sentido de la palabra. Investiga las relaciones entre la palabra y la excitación.
Mide la intensidad erótica de las expresiones orales y escritas. El lector, sin darse cuenta, acaba por ser el objeto de su estudio. Así, en esta novela “hay algo de pedagogía sexual para el lector”.
Montaner advirtió que la cuestión política es un pretexto para describir una relación amorosa muy peculiar. “En Cuba los servicios de inteligencia vigilan la castidad de las mujeres de la clase dirigente, ya sean militares o altos funcionarios del Partido, y le notifican al marido cuando descubren un desliz”.
Pero, finiquitó el entrevistado, ese peculiar detalle sólo es una verdadera coartada para llegar a lo importante: “Indagar la necesidad que tiene esta joven mujer de ejercer la libertad emocional y conocer su propia sexualidad. En cierta medida, además de ser literatura erótica, es un libro sobre la libertad”.
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