Notimex.- Tijuana. Productivos que fueron algunos de ellos durante su estancia en Estados Unidos, ganando alrededor de 20 dólares la hora en diversas actividades, los migrantes deportados deben conformarse con deambular por Tijuana.
Son los paisanos que alguna vez cruzaron la línea fronteriza en busca del sueño americano y que muchos de ellos lograron, pero por diversas razones fueron deportados de ese país en el que vivían de manera irregular, sin obtener la documentación de residencia legal.
De acuerdo con un estudio elaborado con la coordinación de Laura Velasco Ortiz, investigadora del Departamento de Estudios Culturales del Colegio de la Frontera Norte (Colef), los migrantes deportados residen en las inmediaciones de la canalización del río Tijuana.
En concordancia con este estudio, los migrantes tienen el potencial académico y de capacitación para desempeñar diversas funciones, entre ellas el dominio del idioma inglés (un 52 por ciento es bilingüe), pero carecen de documentos para aspirar a un empleo.
La investigación del Colef se llevó a cabo entre los meses de agosto y septiembre de 2013, justo en el momento que fueron desalojados de sus ñongos (118 casas improvisadas), de los 15 hoyos, las siete alcantarillas y los 10 puentes de donde los retiraron.
Tras el desalojo ocurrido el 5 de agosto de este mismo año, los migrantes fueron cobijados por un organismo de la sociedad civil que les proveyó de casas de campaña que instalaron en la Plaza de la Constitución, ubicada en ese mismo sector.
Sin importar su mejoría en vivienda, los migrantes no mejoraron en cuanto al estatus económico, pues sus ingresos se reducen a las dádivas de los tijuanenses o de los estadunidenses, que de regreso a ese país acceden a que les limpien sus vehículos.
El 20 de septiembre, cuando se llevó a cabo la contabilización de los migrantes deportados asentados en la Plaza Constitución, se tenían registradas 300 tiendas de campaña, con una población estimada entre 300 y 400 personas, la cual ha seguido creciendo hasta la fecha.
Entre las características sociodemográficas más distintivas de la población residente en las inmediaciones de la canalización del Río Tijuana, es de notar que en su gran mayoría son hombres (96 por ciento) de alrededor de 40 años.
Ese mismo estudio revela que son padres con hijos (67 por ciento) y que no cuentan con ningún documento de identidad (73 por ciento).
En cuanto al nivel de escolaridad, los migrantes deportados residentes en ese lugar muestran características similares a las de los tijuanenses (24.3 y 24.5 por ciento en nivel preparatoria, respectivamente); además, el 18 por ciento estudió en Estados Unidos.
Entre otros datos, resalta que el 52 por ciento de la población habla inglés y el 6.7 por ciento habla alguna lengua indígena, además del español.
Con respecto a su condición migratoria, se encontró que el 91 por ciento fue deportado de Estados Unidos, la mayoría procedía del estado de California, después de haber vivido en aquel país entre seis y 25 años.
Son originarios de Baja California, Jalisco, Sinaloa, Michoacán y Guerrero, principalmente.
Del total de deportados, más de la mitad señaló haber sido deportado en los últimos cuatro años. Por otro lado, es notable que casi la mitad de los pobladores de ese lugar (43 por ciento) llevan menos de un año viviendo ahí.
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