La Voluta Celuloide

Written by Redacción. Posted in Columnas, Minuto a Minuto

Published on enero 17, 2014 with No Comments

el mar muertoEl mar muerto

Hace no mucho, una amiga me comentaba que las películas mexicanas no pasaban de lo mismo: violencia y chichis. La verdad es que prefiero ver este par de elementos a una comedia barata como “¿Qué le dijiste a Dios?”, desde el ‘trailer’ se veía que ésta era una bazofia. ¿Es que no se cansan de ver este tipo de cintas? Cero y van cuatro, primero los nobles, luego Derbez, siguió la de Camil y Chaparro, y ahora esto.

En cambio, una de las mejores cintas mexicanas del 2013, “El mar muerto”, no logró presentarse, ni siquiera una semana, en las salas de provincia. Y sí, en ella se pueden ver chichis, violencia, testículos y hasta situaciones escatológicas y son lo de menos; lo que hace a esta cinta sórdida no es esto, sino los dilemas morales y humanos que logra plasmar.

Su director, Ignacio Ortiz, ya nos ha ofrecido cintas dignas de colocarse en las vitrinas del cine nacional, tanto en su rol de director (“Cuentos de hadas para dormir cocodrilos”-2000), como de guionista (“La mujer de Benjamín”-1991, al lado de Carlos Carrera) y “El mar muerto” logra colocarse también.

En esta ocasión retrata el ocaso del hombre y como sus perversiones salen a la luz en lo más oscuro de una noche. De tal suerte que podemos ver como sus protagonistas cometen un acto de transgresión al ‘ser abandonados por Dios’, lo que nos hace ser espectadores de cuestiones impactantes como: violación, asesinato y suicidio.

Pero no solo eso, gracias a la fuerza de sus diálogos, podemos enterarnos de las vivencias de cada uno de los personajes y poner en la mesa nuevamente temas perturbadores como el incesto y hasta sentimientos inherentes como el amor y la soledad. Todo esto bajo retratos urbanos de la miseria social como: la prostitución, la corrupción y el crimen organizado. Con un trasfondo que pone a juicio la moral y hasta la fe.

Cierto es que se pueden encontrar muchas lagunas, unas líneas argumentativas que parecen ir a ninguna parte, y en ciertos momentos o en la mayoría del tiempo el espectador puede encontrarse dando tumbos entre los personajes y sus diálogos existencialistas, pero al final todo esto generará, en una mente abierta, una confrontación intrapersonal sobre las disyuntivas más profundas del ser.

Acercarse a una cinta de este estilo, no habla de ser un espectador de grandes conocimientos, ni que ésta sea una obra de ‘altura’. “El mar muerto” es un retrato de la naturaleza humana, de la decadencia social, de los bajos instintos que todo hombre padece. No se necesita una vasta cultura para sacarle un poco de jugo a la película de Ortiz, solo no ser conformista ni buscar vano entretenimiento que desconecte el cerebro.

Omar Villaseñor Zayas
@omarvzayas
@lavoluta

http://www.youtube.com/watch?v=pf2bs2N1vz0

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