Notimex.- El ingeniero químico Mario Molina, quien mañana llegará a los 71 años de edad, es una de las voces más destacadas y activas de la ciencia en el país.
Ejemplo de lo anterior es su participación en el IX Foro de Ministros Ambientales para América Latina y el Caribe, celebrado en Los Cabos, Baja California, donde el especialista mexicano insistió en reforzar los esfuerzos contra el cambio climático mundial.
De la misma forma, expresó que en consecuencia de los cambios en el clima, ciclos naturales como “El niño” magnifican sus efectos y advirtió que este año, los fenómenos de este tipo podrían intensificarse, por lo que México debe comenzar a invertir para proteger a la población de eventualidades difíciles.
Mario Molina Pasquel y Henríquez nació en la capital del país el 19 de marzo de 1943, y de acuerdo a su autobiografía consultada en “www.nobel.unam.mx”, su padre, abogado de carrera, fue embajador en Etiopía, Australia y Filipinas.
Sus estudios de primaria y secundaria los cursó en la Ciudad de México y durante la década de los años 60 fue alumno de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En la misma década continuó con estudios de posgrado en la Universidad de Friburgo, Alemania, y en 1972 recibió un doctorado en Fisicoquímica por la Universidad de Berkeley, en California, Estados Unidos.
Su carrera docente, iniciada en 1989, está ligada al Instituto Tecnológico de Massachussets, donde en 1997 fue nombrado profesor titular.
En este lapso de tiempo, de acuerdo al portal “biografiasyvidas” adquirió la nacionalidad estadounidense.
En el ámbito científico mundial, Mario Molina es reconocido por sus investigaciones sobre la degradación de la capa de ozono en consecuencia de la descomposición del compuesto químico llamado clorofluorocarbono (CFC), usado de forma doméstica e industrial en el siglo pasado dentro de pesticidas, aerosoles , refrigerantes.
Junto a sus colegas F. Sherwood Rowland y Paul Crutzen dio a conocer en 1974 sus descubrimientos en los cuales se expuso que el CFC, integrado por cloro, flúor y carbono, al entrar en contacto con la estratósfera, contrario a lo que se creía, se descompone y el cloro liberado, al entrar en contacto con la capa de ozono la degrada.
Dicha degradación tiene como consecuencia el paso al ambiente de rayos ultravioleta, los cuales, son potencialmente peligrosos para la vida del planeta.
Además de derivar en el Protocolo de Montreal, firmado en 1994, en el que las naciones fabricantes de CFC se comprometieron a detener su producción y a sustituirlos por elementos menos dañinos para el medio ambiente, sus investigaciones le valieron junto a sus colegas mencionados, el Premio Nobel de Química en 1995.
De la misma forma, y debido a su actividad en pro de la conservación de la capa de ozono, el mismo año el Programa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Medio Ambiente distinguió a estos tres científicos.
Mario Molina fue profesor e investigador de la UNAM entre 1967 y 1968, y actualmente es miembro de la Academia Nacional de Ciencias y del Instituto de Medicina de los Estados Unidos, además forma parte del Consejo de Asesores de Ciencia y Tecnología del actual presidente de los Estados unidos Barak Obama.
Además, es miembro distinguido del Colegio Nacional (Colmex), de la Academia Mexicana de Ciencias y la Academia Mexicana de Ingeniería, así como investigador de la Universidad de California en San Diego.
En México preside desde 2005 el centro de investigación y promoción de políticas públicas que lleva su nombre.
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