Notimex.- Célebre por ofrecer una descripción realista de la densa sociedad francesa de su tiempo, el escritor Honorato de Balzac renunció de joven a la abogacía para dedicarse a sus pasiones: la contemplación y la literatura.
Ambas actividades dieron como resultado “La comedia humana”, proyecto narrativo pensado para 137 novelas, de las cuales completó 87, en las cuales criticó a la sociedad de su época, a la que había observado con detenimiento.
La trascendencia de la obra rebasó fronteras de tal forma que lo mantiene vigente en el gusto de los lectores y estudiosos de la materia, a 215 años de su nacimiento, que se cumplen mañana.
Balzac, quien en total publicó 95 novelas, nació en Tours, Francia, en el seno de una amplia familia de agricultores ganaderos del Tarn.
Según sus biografías, cursó sus primeros estudios en el colegio Le Gay, de Tours, pero su inestable salud lo llevó continuamente a regresar a su casa.
De aspecto regordete, apático y mal estudiante, pero ávido lector, el Balzac adolescente ya escribía versos y se dedicaba a la contemplación.
Se sabe que por decisión paterna cursó la carrera de Derecho en La Sorbona y realizó sus prácticas en el bufete del procurador Jean-Baptiste Guillonnet-Melville y, posteriormente, con el notario Víctor-Edouard Passez, que dejó al descubierto el disgusto que tenía por las leyes.
Fue hacia 1821 que descubrió su inclinación por la literatura y pese a los conflictos con su familia, abandonó la abogacía y se enfrentó a la miseria para perseguir sus proyectos. Su primera novela fue la tragedia “Cromwell”.
Tras colaborar en la elaboración de algunos textos sobre escándalos, política y moda, Balzac se unió al Taller de Escritores al Destajo del Este y bajo pseudónimos diversos empezó a escribir teatro trágico y novelas comerciales que apenas tuvieron éxito y parecían condenarlo a ser un escritor a sueldo, sin futuro ni originalidad, sumido en la más absoluta pobreza.
Entre estas obras se pueden mencionar “El vicario de las Ardenas”, “El centenario”, “Los dos Beringheld” y “La última hada o la última lámpara maravillosa”, en las que utilizó el seudónimo de Horace de Saint-Aubin.
Para 1825 dejó los trabajos de imprenta para dedicarse a los negocios editoriales, quedando en la quiebra y con deudas enormes.
En 1829, escribió la primera novela firmada con su nombre, “Los Chuanes”, basada en la vida de los campesinos bretones y su papel en la insurrección monárquica de 1799, durante la Revolución Francesa.
Sin embargo, a “La Bretaña en 1800” se considera como el primer peldaño de la reconocida “La comedia humana”, junto con “Fisiología del matrimonio”, un libro de literatura picante que resulta aceptado por los lectores.
Cuentan que a partir de 1830 publicó narraciones como “La vendetta”, “La paz del hogar”, “El baile de Sceaux”, “Gobseck”, “La casa del gato que juega a la pelota” y “Una doble familia”, que fueron recopilados más tarde en dos volúmenes conocidos como “Escenas de la vida privada”.
Con la instalación de Luis Felipe de Orleáns en el trono de Francia, Honorato se inclinó ligeramente por el liberalismo, y orientó sus opiniones a la legitimidad del poder. En este marco escribió su cuento filosófico “Cero”.
Además, apoyó al partido legitimista con artículos periodísticos como “Sobre la proyectada destrucción del monumento erigido al Duque de Berry” o “Ensayo sobre la situación del partido monárquico”, en los que aboga por la participación de los liberales en la vida política de Francia.
En 1831, Balzac publicó la obra con la que se ganó críticas y el reconocimiento de mucha gente: “La piel de zapa”, con la que además comenzó su fructífera vida literaria cumpliendo las exigencias de su público, destacan sus biógrafos.
A esta obra, agregan, le siguieron “El tratado de la vida elegante”, “Los cuentos grotescos”, “La señora Firmiani” y “El mensaje”.
Su fama traspasó las fronteras francesas y fue aceptado incluso por la corte de Rusia, era una época en la que la sola aparición de sus obras generó un triunfo casi inmediato, como en el caso de “Eugenia Grandet”, “Serafita”, “Estudios de costumbres en el siglo XIX”, “La revue des deux mondes” y “Papá Goriot”.
Posteriormente, con su afán político adquirió la mayoría de las acciones de “La Chronique de París”, revista en la que publicó “La interdicción”, “La misa del ateo”, parte de “El lirio del valle”.
En 1832 mantuvo contacto epistolar con una condesa polaca, Eveline Hanska, quien prometió casarse con él, tras la muerte de su marido ocurrida en 1841. Sin embargo, el matrimonio se celebró hasta 1847.
Su aventurada vida despilfarradora lo mantuvo siempre en problemas económicos, saliendo de una deuda para entrar a otra cada vez mayor, por lo que decidió probar suerte en el género teatral y construyó el drama “Vautrin”, que fue censurado por las autoridades.
Durante sus últimos años de vida, Honorato, ya cansado de tantos fracasos, sólo deseó contraer matrimonio con la condesa Hanska, con quien vivió por varios años y engendró un hijo no nacido.
Sus pocos años de felicidad terminaron con su muerte el 18 de agosto de 1850, sería años después que alcanzaría la fama que hoy tiene en el mundo de las letras.
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