Para que las políticas públicas de combate a la delincuencia y recuperación del tejido social funcionen, necesitan comunidades comprometidas y actuantes, aseguró Martín Mosqueda, director de Programas Nacionales de Conadic.
Durante la presentación de la estrategia de coaliciones comunitarias realizada en la Biblioteca Benjamín Franklin, dependiente de la Embajada de Estados Unidos, señaló que los grandes modelos de intervención diseñados desde la federación, sólo funcionan con el apoyo de la gente.
De lo contrario, el esquema se “desinfla”, en cuanto la comunidad deja de tener el apoyo de las dependencias públicas federales, porque a veces se olvida que lo más importante es la sustentabilidad de los programas, la participación de la gente y el trabajo comunitario.
En su oportunidad, Nora Gallegos Vázquez, coordinadora de Coaliciones Comunitarias Programa Compañía, aseguró que el esquema de las coaliciones, que ha dado amplios resultados en Estados Unidos, en Tijuana y en Ciudad Juárez, es eficaz, pero requiere algunas condiciones.
Entre ellas, que se identifique con precisión el problema a resolver; que existan los actores necesarios para el trabajo comunitario (jóvenes, escuelas, padres de familia, iglesia, etcétera); y que se realicen alianzas con las autoridades.
Porque si no se juntan estas condiciones, difícilmente puede funcionar el esquema de las coaliciones.
Al respecto, Erick Siervo, Subdirector de Programas Internacionales de Coaliciones Comunitarias Antidrogas de Estados Unidos, señaló que el esquema ha sido eficaz y se ha profesionalizado, para “exportar” el modelo a otros países.
Lo importante es que las comunidades comprendan que son ellas y no los delincuentes, quienes tienen el poder y que sus integrantes se movilicen para solucionar el problema, si bien el trabajo requiere dos procesos paralelos:
Uno de colaboración entre los sectores para crear los espacios necesarios; y otro la intervención de sectores clave en la zona como el religioso, el educativo, las organizaciones no gubernamentales y los grupos de ayuda.Fernanda Arce, de la Coalición “10 de Mayo”, de Tijuana, explicó que en el caso de su grupo (que sigue el modelo de las coaliciones comunitarias iniciado en Estados Unidos), se ha logrado que ya no se vendan cigarros a menores, conforme señala la ley.
Además, se recuperó una cancha de basquetbol que estaba abandonada y donde ahora juega una liga de 18 equipos varoniles y una femenil, compuestos por jóvenes de la zona. Complementariamente, se está gestionando que un edificio contiguo ahora abandonado (antes fue un “picadero”), pase a la comunidad para ofrecer servicios sociales a través de socios de la colación.
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