El Informador.- Las ratas están fuera de control en el elegante jardín del Museo del Louvre, son tan audaces que corretean por el pasto en plena luz del día desafiando a los trabajadores de limpieza y espantando a los turistas que visitan el lugar.
El clima cálido de París ha impulsado a muchos visitantes a hacer días de campo y la basura que dejan en el jardín es un festín para las ratas.
La plaga ha encontrado un salvavidas en “personas que no quieren que matemos animales”, dijo Jean-
Claude Ndzana Ekani, empleado del museo que trabaja con técnicos de una compañía especializada en eliminación de roedores. Agregó que la plaga se ha beneficiado de los defensores de los animales, quienes entierran el veneno y dan agua a esos animales.
La exuberante zona que se extiende hasta los jardines de las Tullerías proporciona a las ratas numerosos lugares donde esconderse, sin embargo, corren abiertamente por los prados sin preocupares de la gente que pasa por el lugar.
El Louvre, propietario del jardín, ha tratado de combatir a las ratas durante meses pero es obvio que no ha tenido resultados. En mayo, autoridades de limpieza y exterminadores decidieron lanzar una ofensiva a fondo. “Se tomó la decisión de aplicar una terapia de choque”, dijo Ndzana Ekani. En forma sistemática los trabajadores fueron vistos colocando veneno en los agujeros donde anidan las ratas.
El esfuerzo no fue exitoso.
“Todos los días veo unas 10 o 15 ratas”, dijo Traore Massamba, un empleado de mantenimiento. “Hay muchas personas que vienen de día de campo y dejan sobra, creo que eso las atrae”.
La turista holandesa Evelyne Delemarre, de 31 años, dejó escapar un grito cuando una rata pasó a toda prisa a su lado.
“Normalmente no se ven ratas”, dijo. “En realidad no son animales limpios”.
Los roedores siempre se han sentido cómodos en París. En el año 2000 se descubrió a ratones paseando plácidamente entre las delicias de repostería de la lujosa tienda Fauchon. En el Palacio de Versalles, ubicado al oeste de la capital francesa, los topos son un problema permanente, aunque ahí existe una trampa para estos animales.
Los turistas quizá tengan que acostumbrarse a ver una rata que ocasionalmente corretea por el jardín.
“Hacemos todo lo que podemos. Este es un problema constante en todos los jardines públicos”, dijo Ndzana Ekani. Dado el tamaño del jardín del Louvre “no podemos erradicarlas”.
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