Notimex.- El 90 por ciento de lo que en México se consume como chocolate es un producto sucedáneo elaborado con grasas vegetales, y no con manteca de cacao, esencia del verdadero chocolate, porque esa materia prima es bastante más barata y fácil de obtener, aseguró Agustín Otegui, financiero experto en el tema.
Nacido en la Ciudad de México en 1951, Otegui radica en esta ciudad donde la víspera inauguró junto con sus socios comerciales, los belgas Mathieu Brees y Eddy van Belle, el “Choco-Story Uxmal, el Museo del Chocolate”, recinto ecológico e interactivo que lo mismo ofrece un recorrido por la historia del cacao y el chocolate, que la venta del producto.
“Lo que buscan los fabricantes de sucedáneo de chocolate es bajar los costos y con ello el precio de lo que ofrecen como chocolate”, abundó Otegui, quien señaló que entre los diversos objetivos y aristas que tiene su proyecto está el de comercializar auténtico y verdadero chocolate no solamente hecho en México, sino de otras naciones del mundo.
“Si el visitante entra a la tienda que tiene el Museo va a encontrar chocolates de orígenes en diferentes países y ahí, en la etiqueta, se indica el porcentaje de manteca de cacao que tiene cada uno. Por ejemplo, el de Costa Rica, 38 por ciento; el de Perú, 61.5 por ciento, y el de México 72 por ciento de manteca de cacao”, subrayó en entrevista con Notimex.
El chocolate en realidad no es caro, pero sí la materia prima, advirtió el entrevistado, y dijo que como consecuencia el precio al público es alto, pero lo vale.
Justificó lo anterior al señalar que si se visita una plantación, “rápidamente se puede notar el enorme trabajo que representa el cultivo, la obtención de la planta y extraer luego la manteca del cacao.
Actualmente y como parte del proyecto integral, cuentan con 30 hectáreas sembradas de cacao mexicano y esperamos obtener entre una y una y media tonelada de cacao, y señaló que las cosechas se dan una vez cada año luego de un intenso trabajo, sin embargo, tener esa plantación representa, en propias palabras él, “un sueño que se ha hecho realidad”.
Este año se va a obtener la primera cosecha. “Es una plantación muy joven y todos los involucrados en este proyecto lo estamos haciendo crecer en hectáreas, y como queremos tener variedades originales mexicanas, la tarea no es fácil porque tenemos que sacar hijos de las plantas madres, y eso lleva un proceso delicado y complicado, y un tiempo largo”.
Es el resultado de un gran sueño y esfuerzo, reiteró, y abundó al decir que ahora vive “un momento único, un sueño que se ha trabajado durante muchos años, y al que se le ha invertido mucho trabajo y dinero, y finalmente hemos llegado al final de algo que para nosotros es un sueño que veíamos muy lejos, pero que finalmente logramos”.
Al proyecto le invirtieron años de intenso trabajo y de rigurosa investigación. Es una iniciativa de particulares, no de empresas. “Somos apasionados del cacao, del chocolate y de la cultura maya, quienes por azares del destino descubrimos, cada uno por su lado, que existe un cacao original maya y quisimos rescatarlo hasta que lo hemos conseguido”.
Una vez que consiguieron la planta de la calidad y las características que ellos mismos se demandaban, y lograron tener una plantación con cacao único y original maya, surgió la idea de hacer el museo que ya abrió sus puertas para ofrecer una serie de actividades que involucran a niños, adultos, estudiantes, profesionistas y público en general.
Aunque ha sido una inversión millonaria en dinero, señaló que lo más importante es el tiempo que se ha destinado a este proyecto, que lleva más de cinco años de investigación, pues se inició cuando rescataron una mazorca de cacao, original maya, en un cenote, perdida y sin protección. “Fue una odisea poder recuperar esa mazorca (…) y ahí nació todo esto”.
Aunque todo se ha hecho con recursos propios y particulares, ahora esa tríada de buenos emprendedores requiere del apoyo del gobierno Federal, concretamente de la Secretaría de Turismo, pues aunque los tres hacen labor de promoción entre hoteleros y operadores turísticos para que traigan al turismo nacional y extranjero a conocer el museo, falta más.
Con tono firme y seguro, acotó: “Esperamos recibir alrededor de 50 mil visitantes en el primer año de operaciones y a partir de ahí crecer cada año más y más, pues estamos convencidos de que con el cacao y el chocolate pasa lo que con los vinos, como cada vez su especialización crece, se hacen nuevos vinos de diferentes uvas y diferentes orígenes”.
Con el chocolate pasa lo mismo. “En Europa, muchos chocolateros artesanales exhiben en las vitrinas de sus tiendas chocolate de Perú, Costa Rica y otros países, por eso nosotros trabajamos para que haya uno que diga que tiene cacao de origen mexicano; generamos cacao de origen mexicano, para los chocolateros del mundo”, concluyó Agustín Otegui.
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