Por: Erika Villegas Ramos.
Hoy día la solidaridad ha perdido la mayor parte de su valor, la tecnología, monotonía, redes sociales, entre otros factores, nos han convertido en personas independientes, han consumido y exprimido los momentos que nutren el alma de un ser humano.
Escribir de este tema, me hizo recordar lo que las generaciones anteriores disfrutaban: niños en el parque jugando, abuelos con el danzón y el ajedrez, las tardes de un día de campo, las familias conviviendo tranquilamente sin algún aparato electrónico, las cascaritas de futbol, etc. Ahora las familias modernas se comunican vía chat, redes sociales, video llamadas… es lo de hoy.
Actualmente aún existen personas que ven por los intereses y los problemas de las personas en estado de pobreza, y no lo digo por los políticos, sino por los grupos y asociaciones que se encargan de extender la mano al prójimo, prestando su tiempo o dando alguna cooperación voluntaria para que las personas que lo necesitan no se sientan aisladas o desamparadas.
Mara Bañuelos Patiño junto con Jorge Omar Gonzales Mora, son representantes de la comunidad de Sant’Egidio en Puebla, y representan a una organización que se le conoce como la escuela de la paz, ellos comparten la “Escuela de la paz”.
¿Qué es Escuela de la paz?
La Escuela de la Paz es una escuela fundada el 30 de abril del 2008, este espacio es gratuito y sustenta al niño y adolescente en la reinserción escolar, proponiendo un modelo educativo abierto a los otros para aprender a convivir sin violencia, siendo solidarios y capaces de superar barreras y discriminaciones. En la Escuela de la Paz se construye una comunidad de aprendizaje en un ámbito afectivo ayudando a las familias disfuncionales en su tarea formativa.
La Escuela de la Paz coadyuva a superar condiciones de marginación que niñas y niños enfrentan en los barrios pobres de nuestra ciudad, buscando ofrecerles horizontes de futuros más alentadores a través del desarrollo de competencias, como la resiliencia para superar las condiciones socioculturales que los excluyen de oportunidades para su desarrollo integral.
La Escuela de la Paz además es un espacio formativo para los jóvenes universitarios voluntarios que la apoyan, se enfrentan ante realidades que los llevan a comprometerse con el cambio social y la participación en la reconstrucción del tejido social.
El principal objetivo de esta asociación es generar un lazo de hermandad con las personas que requieren la ayuda para salir adelante ante su situación, además de desarrollar una cultura de paz y convivencia, de acompañamiento educativo y desarrollo de competencias básicas, apoyo nutricional así como fomento de actividades recreativas, deportivas y culturales.
Dicha asociación se encuentra ubicada en el barrio de Xonaca, Patiño resalta que la ubicación tiene un significado interesante.
¿Por qué el barrio de Xonaca?
En el centro de la ciudad de Puebla existen barrios populares, que históricamente han albergado a generaciones de familias marginales, quienes actualmente viven en vecindades donde las relaciones cotidianas se vuelven violentas por la falta de espacios adecuados, ya que son familias con más de 6 miembros viviendo en uno o dos cuartos.
Este hecho fomenta que niños y adolescentes pasen la mayor parte de su tiempo libre en la calle, quedando en mayor riesgo pues es ahí donde se forman “pandillas” donde aprenden a grafitear, realizar actos de vandalismo, a delinquir, a consumir drogas y alcohol. Además los niños y niñas normalizan en estos ambientes las relaciones basadas en la violencia pues es común que en sus hogares exista violencia doméstica, y las relaciones vecinales son muy complejas por el uso de recursos y espacios comunes.
Hoy día el barrio de Xonaca es considerado como uno de los barrios más violentos y peligrosos de la Ciudad de Puebla por su alto índice de robos. Desde hace 6 años la Escuela de la Paz de la Comunidad de Sant’Egidio busca ser en este barrio, un espacio formativo para niños y adolescentes ofreciéndoles una alternativa al fenómeno de la violencia para no caer en las pandillas, enseñándoles valores y desarrollando habilidades para la convivencia pacífica.
Omar Mora quien colabora día con día, afirma que es una gran satisfacción el saber que los cambios existen en las personas y aún más en los niños, también espera que la asociación tenga un espacio estable ya que aún no cuentan con un lugar fijo, pues los recursos no son favorables, hay muchas necesidades que frenan el crecimiento y fortalecimiento de este proyecto.
La primera y más importante en estos momentos es el lugar donde actualmente se desarrolla el proyecto, ya que no cuenta con las condiciones óptimas necesarias (baños, salones, espacios para actividades grupales, etc). Es por esto que se encuentran en búsqueda de un nuevo espacio para lo cual necesitan gente solidaria que los apoye económicamente para rentarlo, o el préstamo (a comodato) de algún inmueble dentro del barrio.
El objetivo de la asociación es seguir teniendo presencia en el barrio de Xonaca porque a lo largo de 6 años de trabajo han tenido logros significativos en los cambios de comportamiento y actitudes no sólo de los niños, sino del mismo barrio.
Las personas pueden contribuir a este espacio con la donación de material didáctico para las actividades educativas y lúdicas, como hojas de papel, crayones, colores, cartulinas, papeles de colores, telas, etc. O donación y mejoramiento de mobiliario y recursos (estantes, libreros, mesas individuales, pizarrón, proyector, reproductor de dvd, etc.)
Es importante reconocer que la sociedad constantemente cambia, el reflexionar sobre un tema tan cotidiano podría cambiar la perspectiva personal como social e incluso obtener beneficios personales; dejo a meditar las palabras de éste celebre autor.
“Un hueso para el perro no es caridad. La caridad es compartir el hueso con el perro cuando se está tan hambriento como el perro”. (Jack London)
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