EFE.- El cine debe servir para reflexionar y profundizar en algunos temas y no sólo como un mero entretenimiento, afirmó hoy en una entrevista con Efe el director francés Bruno Dumont, invitado de honor del 18 Festival de Cine de Lima.
“El cine es algo que te hace reflexionar y la diversión hace lo contrario. Creo que el cine contribuye a conocer moralmente a los seres. Es como cuando uno va a ver una exposición de pintura, vamos para una meditación espiritual, personal o moral”, señaló Dumont.
El cineasta, que también es filósofo, señaló que no estima al cine comercial porque no cuenta con mayores elementos que aporten al arte, salvo algunas excepciones.
Dumont, dos veces ganador del Gran Premio del Jurado del Festival de Cannes, la primera por “L’humanité” (1999) y la segunda por “Flandres” (2006), indicó que en su obra simplifica la parte “cerebral” de la filosofía para acercarse a la vida humana, a los jóvenes y al amor mediante las imágenes.
Al profundizar en su estilo cinematográfico, Dumont manifestó que está muy influenciado por los paisajes del norte de Francia, lugar donde nació, de los que recoge “la cultura local, de los jóvenes, del país, de la forma de hablar y de la manera de ser”.
“Los paisajes son muy importantes, los actores no son profesionales, son del país. Es muy provincial. Son grandes historias casi mitológicas de amor y de odio, cubiertas de un aire local”, expresó.
Dumont, quien en sus películas da una gran importancia a los escenarios naturales y a los planos largos, explicó los motivos de que prefiera trabajar con actores que no son profesionales.
“Amo lo que aportan: su individualidad, su personalidad y su físico. Son cosas muy preciadas”, mencionó.
Sin embargo, Dumont también ha trabajado con actores de gran trayectoria, como Juliette Binoche, quien encarnó en 2013 a la escultora amante de Augusto Rodin, Camille Claudel, que estuvo internada en un psiquiátrico.
“Para componer un personaje (como Claudel) se debe trabajar con una profesional, que utiliza un método. Es entrar al interior del misterio de una mujer, de su genio y su enfermedad”, manifestó.
En la película sobre la escultora, Dumont también tuvo el reto de trabajar con verdaderos enfermos mentales, a quienes, según dijo, fue un placer tener en escena.
“Es difícil trabajar desde el punto de vista administrativo, para tener las autorizaciones, pero con las personas no es difícil. Ellos estaban contentos y se divertían. Para ellos era un regocijo, una terapia. Yo trabajé con un psiquiatra que consideraba que el arte era una terapia, por eso aceptó que yo trabaje con ellos”, afirmó.
Para Dumont, las escenas de gran violencia, como las que utilizó en su cinta “29 Palmas”, son necesarias cuando el guión lo requiere, aunque indicó que no era el único género que manejaba.
“El tema en ’29 Palmas’ es la pareja, la sexualidad… Soy radical, tanto en la violencia como en la dulzura. Puedo hacer un filme muy dulce. “P’tit Quinquin” es muy divertido, no es violento”, detalló.
El director también dijo que el Festival de Cannes es importante porque “da notoriedad y las películas viajan por el mundo entero”, además de crear un “reencuentro con el publico, fuera del circuito comercial que está ligado a la rentabilidad”.
Al referirse a sus planes, Dumont dijo quiere seguir haciendo “películas diferentes”, que le impliquen riesgos y temas nuevos, por lo que no descartó filmar una comedia musical.
El Festival de Cine de Lima, que se presenta hasta el próximo sábado, homenajea a Dumont con la exhibición de sus principales obras, como “La vida de Jesús”, “La humanidad”, “29 Palmas”, “Flandres” y “Camille Claudel 1915″.
El director ofrecerá una charla sobre su experiencia en la puesta en escena.
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