Notimex. La zona conocido como “El Chamizal” es uno de los lugares más representativos del municipio de Ciudad Juárez, en Chihuahua, a donde las familias acuden para recrearse y participar en diversas actividades al aire libre.
Pero la libertad que gozan sus visitantes en ese lugar no hubiera sido posible sin la intervención del gobierno mexicano, que antepuso la diplomacia para recuperar ese territorio que Estados Unidos tenía como suyo.
De acuerdo con la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), este caso es el “más apasionante de la diplomacia mexicana y posiblemente de la historia nacional en general”.
Según datos históricos, la disputa por esa extensión de tierra inició en 1864 cuando a consecuencia de un cambio en el cauce del río Bravo, una porción de tierra quedó en territorio estadunidense.
“El resultado final es que la propiedad conocida como El Chamizal pasara de la margen derecha, bajo la jurisdicción de México, a la margen izquierda del río, quedando bajo la jurisdicción de facto de los Estados Unidos”, refiere en su portal de Internet el organismo.
La incertidumbre por establecer a cuál nación pertenecía dicho territorio aumentó, ya que el Tratado de Paz, Amistad y Límites de 1848 no definía claramente ese asunto.
El ministro mexicano en Washington, Matías Romero, informó en enero de 1867 al gobierno estadunidense los problemas acontecidos en el río Bravo.
Un mes después el secretario de Estado de la Unión Americana, William H. Seward, expuso una tesis jurídica en el sentido de que el límite internacional era definido por el río en cualquier posición que éste tuviera después de sufrir alteraciones en su curso.
Dicha tesis había sido elaborada desde 1856 por el entonces procurador de justicia de Estados Unidos, Caleb Cushing, quien en un dictamen estableció que había dos formas para distinguir la línea divisoria entre ambos países.
El primero era un límite arcifinio, que se refiere a aquel demarcado por ríos, montañas y otros elementos naturales; y el segundo se identificaba como límite matemático, definido por rumbo y distancia, azimut, paralelos de latitud, meridianos de longitud y otras expresiones numéricas y gráficas.
A su decir se determinó que el límite en cuestión era arcifinio, por lo tanto la frontera seguiría “siendo el río, en cualquier posición que éste tuviera después de sufrir alteraciones en su curso”.
Sin embargo el Tratado de Paz, Amistad y Límites de 1848 era ambiguo, pues aunque se refería a lindes arcifinios, también señalaba que la frontera sería siempre la definida gráficamente en los planos de la Comisión creada ex profeso para ello.
De ahí que el gobierno mexicano inició una ardua lucha diplomática para que El Chamizal fuera devuelto; sin embargo, tuvo que pasar casi un siglo para hacer realidad esa petición.
El caso, además de ser tratado de forma bilateral, llegó a instancias internacionales al intervenir en su resolución la Comisión Internacional de Límites.
En 1911 un fallo arbitral adjudicó a México parte de El Chamizal, pero Estados Unidos no lo aceptó y continuó ejerciendo jurisdicción sobre dicho territorio, destaca la CILA.
En la disputa hubo diversas propuestas que no prosperaron, como regresar a México el importe del Fondo Piadoso de las Californias, mayor cantidad de agua del río Bravo para riego en el Valle de Juárez y permutar algunos terrenos de Estados Unidos a cambio de la proporción que le correspondía a México de El Chamizal.
En el “Testimonio sobre el debate constitucional que suscitó la convención de El Chamizal, de 1963”, elaborado por Antonio Carrillo Flores, se destaca que la resolución de dicho conflicto se logró en un encuentro entre los presidentes de México, Adolfo López Mateos, y de Estados Unidos, John F. Kennedy, los días 29 y 30 de junio de 1962.
En la reunión celebrada en territorio mexicano, detalla el escrito, el mandatario estadunidense se comprometió a reconocer el laudo que se dictó en 1911 a favor de México.
La Convención de El Chamizal entró en vigor el 14 de enero de 1964 y el 25 de septiembre de ese año que la Unión Americana, en acto solemne, entregó el territorio de El Chamizal a México, en un acontecimiento que engrandeció a nuestro país en el ámbito diplomático.
A raíz de ello se hicieron estudios precisos del sitio que cruzaba el río originalmente, se pagaron compensaciones a dueños de inmuebles que resultarían afectados, fueron trasladados más de 500 residentes de la zona y se construyeron varios puentes y un nuevo cauce revestido de concreto.
El 13 de diciembre de 1968 los presidentes Gustavo Díaz Ordaz y Lyndon B. Johnson celebraron la conclusión de las obras y el cumplimiento de la solución completa del problema del Chamizal.
A 50 años de la devolución de dicho territorio a México y luego de diversas mediciones, hipótesis y conjeturas sobre esa zona, los habitantes de Ciudad Juárez ahora celebran este hecho histórico que les permite recorrer la zona como parte del territorio nacional.
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