Notimex. En el marco del 50 aniversario del Museo Nacional de Antropología (MNA), el museógrafo mexicano Iker Larrauri Prado, quien contribuyó al proyecto de reestructuración de dicho recinto, aseveró que “hace 50 años el nuevo lugar fue un parteaguas”.
En declaraciones difundidas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el también escultor remarcó que el viejo museo que se encontraba en la calle de Moneda, ubicada en el Centro Histórico, es el espíritu del actual recinto.
Larrauri Prado rememoró la etapa de cuando estudiaba arquitectura en la Academia de San Carlos, pasaba cada mañana frente al antiguo recinto, sin imaginarse que una década más tarde trabajaría en la edificación de un nuevo museo para albergar la riqueza histórica que poseía el añejo inmueble.
En 1955 antes de la creación del nuevo edificio, un grupo de museógrafos, entre los que se encontraban Miguel Covarrubias (1904-1957) y él, reestructuraron algunas de sus salas: Occidente, Oaxaca y Maya, y también se reacomodaron los monolitos mexicas del gran salón.
El museógrafo mexicano mencionó que lo más emocionante de aquel trabajo fue la recreación de la Tumba de Pakal situada en la Sala Maya. “El público podía bajar casi al ras de la lápida, allí se detenía y veía la recreación del entierro por un costado que se dejó abierto”, destacó.
De igual forma, indicó que a principios de la década de los sesenta se tomó la decisión de construir el nuevo espacio de exhibiciones, y se integró un equipo de trabajo que nació del viejo museo y al que se unieron muchos talentos.
La planeación, que inició en 1961, estuvo a cargo de un grupo de arquitectos encabezados por Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013), mientras que la construcción interna era concebida por museógrafos en un principio dirigidos por el mismo Iker Larrauri.
Recordó que en 1964, el Museo Nacional de Antropología fue trasladado al Bosque de Chapultepec a un espacio con todos los avances en museografía y recursos tecnológicos de la época para mantener una propuesta didáctica para cumplir con la función educativa.
Iker Larrauri sostuvo que “en el viejo museo no se pasaba directamente a las salas, había un espacio de introducción que describía lo que era la antropología, en qué consistía, la intención que tuvo el nuevo Museo Nacional de Antropología fue despertar admiración por el pasado de México”.
El especialista, quien es autor de dos murales de la Sala Poblamiento de América, ubicada en dicho recinto, aseguró que “no se trata de un museo de arte, sino de arqueología”.
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