MVS. Los recientes hechos de Iguala, Guerrero “nos ponen a todos en la misma página” para instalar medidas prácticas; la policía municipal de Iguala ya ha sido puesta bajo una orden general de cateo y decomiso de sus armas para que, con herramientas como la ciencia forense, sean revisadas todas las armas que pudieran haber sido o no disparadas contra los estudiantes normalistas (de la Escuela Rural “Isidro Burgos” de Ayotzinapa), señaló Javier Hernández, representante en México del la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, al subrayar que ese “es el tipo de reacción que pudiéramos seguir tanto como autoridades como sociedad civil, para salir de ese estado en el que ‘nos comunicábamos por oficios’, y tomar medidas precautorias que permitan que los posibles responsables estén bajo cautela mientras todo se aclara, dentro de un marco de garantías del debido proceso”.
En la misma línea, el funcionario de Naciones Unidas reconoció que el caso Tlatlaya preocupa no sólo porque 22 ciudadanos mexicanos fallecieron violentamente (el pasado 30 de junio) sin un esclarecimiento convincente de los hechos; sino porque hace 6 años fueron denunciados hechos muy graves también en Tlatlaya por “uno de los más insignes periodistas de la época contemporánea en México”, Miguel Ángel Granados Chapa, destacó el Dr. Hernández, al señalar que “ojalá podamos con el diálogo sobre el Tlatlaya de ahora, abrir un diálogo sobre el Tlatlaya de antes” que, en el fondo, son resultado de “una violencia de suma gravedad, que viene sucediendo por varios años en muchos lugares del país que nunca fueron suficientemente esclarecidos.
Con este, Tlatlaya existe la oportunidad para poder salir y denunciar”, ya los los órganos de investigación y de derechos humanos serán los encargados de hacer los trabajos de encontrar las responsabilidades, pero de este caso, ojalá “ni tengamos sólo respuestas institucionales en el sentido de recursos, dedicación, importancia política o mediática para uno, sino para el conjunto de casos que nos agobian”, señaló el Dr. Hernández.
Finalmente, ante la decisión del actual gobierno mexicano de adherir al país a las acciones de paz de las Naciones Unidas, el Dr. Hernández apuntó que México ha sido visto como un actor importante con peso y prestigio y una agenda que se expande en el escenario global, pero, aclaró “no se trata de que México mande tropas de combate.”
México se ha caracterizado por desarrollar operaciones –como lo hizo en Haití tras un devastador terremoto– a donde llevo desde asistencia electoral, misiones médicas y humanitarias de rescatistas mientras ahí mismo en Haití había contingentes militares de Argentina, Brasil, Chile y otras naciones y todos trabajaban para fortalecer a las instituciones haitianas y cooperar con la reconstrucción; las operaciones de mantenimiento de Paz de la ONU no ponen a ningún país –de manera obligatoria e inevitable– en una operación, la fricción de con qué tipo de operaciones y tropas participar descansa en cada país de manera soberana, como lo hará México.
“No existe ninguna manera oculta de vulnerar la soberanía mexicana y para tomar decisiones el país deberá aplicar los mecanismos constitucionales que México prevee para aprobar el despliegue de tropas, agregó en entrevista realizada al concluir la inauguración del Curso Internacional de Alta Formación 2024, organizado por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación.
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