AFP. “Los uruguayos son increíbles”, asegura Hussein, un sirio de 22 años instalado en Montevideo desde hace tres meses, uno de los tantos que llegó a Latinoamérica huyendo de un conflicto que según Acnur ya supera los tres millones de desplazados.
Oriundo de Alepo (noroeste de Siria), Hussein Al Fleig Al Ali estudiaba español en su país y por eso aceptó aventurarse en esta pequeña nación sudamericana tan lejana a su hogar para trabajar durante un año y medio en la empresa de un amigo de su familia.
Cuando volvió a Siria para retomar sus estudios, el recrudecimiento de la guerra lo llevó al Líbano, donde ya no había más lugar para los sirios en la universidad.
Entonces, una de sus amigas uruguayas lo invitó a volver y a poco de llegar fue contratado como traductor por la oficina de Derechos Humanos de la Presidencia uruguaya, a cargo del programa de reasentamiento de unos 120 refugiados sirios -en su mayoría niños- promovido por el presidente José Mujica.
“Lo primero que les diré (a los refugiados) es que pueden lograr un buen futuro educativo y de trabajo” en Uruguay, señaló a la AFP el joven, que asegura sentirse feliz por el plan solidario.
El 9 de octubre Hussein se mudará con las primeras cinco familias que lleguen al país, que serán alojadas durante dos meses en una amplia casa de los hermanos Maristas en Montevideo, antes de instalarlas en distintas zonas del país.
Si todo sale bien, otros 80 sirios arribarán en febrero de 2015.
Si bien Uruguay es el primer país de la región en implementar un plan de reasentamiento de este tipo -que implica brindarle asistencia a las familias durante dos años- hay otros países del subcontinente que han facilitado la llegada de sirios.
Brasil adoptó el año pasado un programa para conceder visas humanitarias especiales para los afectados por el conflicto en Siria, gracias al cual los sirios ya representan el 6% del total de refugiados en el país.
Venezuela, en tanto, puso en marcha hace cuatro meses un plan especial para atender a los sirios que llegan al país y les da estatuto de refugiados.
“Hasta ahora se han presentado unos 3.000 casos y ya han sido procesados entre 800 y 1.000”, explicó a la AFP en Caracas un funcionario del servicio de inmigración y extranjería.
Algunos vienen atraídos por familiares o conocidos entre la importante comunidad siria en Venezuela, que llegó décadas atrás.
“Mi casa en Siria la destruyeron, por eso regresé a Venezuela”, contó una venezolana hija de sirios que vivió en Damasco en su adolescencia y que 20 años después volvió a su ciudad natal, aunque ahora vive con temor de la inseguridad en Caracas.
“No uso el hijab (velo para el cabello), sólo en la mezquita. A mi hija ya la asaltaron porque la ven con el hijab y dicen que es árabe, que tiene dinero”, relató la mujer.
Por su parte, Argentina -país con destacada e histórica inmigración siria- registró en 2013 la llegada de unos 1.000 sirios y casi 600 en los primeros ocho meses de este año.
En México ingresaron 252 sirios hasta julio, que se suman a los 519 en todo 2013, según datos de la Secretaría de Gobernación.
Según Acnur (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), además de los tres millones de refugiados, cientos de miles de personas huyeron de Siria sin registrarse como refugiados.
El plan uruguayo -elaborado junto a Acnur y con asesoramiento de Suecia- implica ayudar a las familias a obtener trabajo y vivienda, y asistirlas durante dos años.
“Es un programa de reasentamiento, no de migración. Pueden regresar cuando quieran a Siria”, explicó a la AFP Javier Miranda, secretario de Derechos Humanos de Uruguay.
Al igual que el presidente Mujica, Miranda confía en que otras naciones repliquen la experiencia. “Ojalá todos los países podamos hacer algo. Y ahí también hay una voluntad de Uruguay, no de dar ejemplo sino de decir ‘anímense, se puede'”, expresó.
“No estamos dando lo que nos sobra”, destacó Miranda, estimando que el plan costará a Uruguay entre 2,5 y 3 millones de dólares en los próximos dos años.
Aunque ha recibido muestras de solidaridad, el gobierno trabaja para derivar “esa idea bastante absurda y perversa de que toda persona de Oriente Medio es musulmán y todo musulmán es potencialmente un terrorista”, indicó Miranda.
Hussein, en tanto, no hace más que agradecer a la que considera su patria de adopción. “Los uruguayos (…) no tienen esta idea mala sobre quienes son de Medio Oriente”, aseguró el joven, quien planea retomar el año próximo sus estudios universitarios en Montevideo.
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