EFE.- Antonio Banderas se convertirá el próximo 8 de febrero de 2015 en el cineasta más joven que recibe el Goya de Honor, un reconocimiento a una carrera que llegará pronto a los cien títulos y que valora “como recompensa y como estímulo”, porque en su vocabulario solo hay sitio para dos palabras: “Arriba y adelante”.
“Es un privilegio y un honor. Me siento increíblemente bien tratado por una institución como la Academia que representa a todos los profesionales del medio. Me produce dos cosas: la primera, pararme, con una vida tan agitada como la mía, echar la vista atrás y hacer recuento”, comenta con Efe.
“Y ahí -añade- me surgen muchas caras, muchos nombres, gente que me ha enseñado, que me ha ayudado, que me han dado ánimos, y al mismo tiempo, me sirve como estímulo: es la mirada hacia el futuro y al compromiso que adquiero, a pesar de no abandonar la cinematografía norteamericana, de apostar por el talento español”, aclara el malagueño, actor, director y productor.
Banderas, luciendo una poblada barba que le exige su papel en “Altamira”, ha ofrecido hoy en la sede madrileña de la Academia de Cine una rueda de prensa en la que no ha eludido ninguna pregunta.
Aún sin Goya, a pesar de sus cuatro nominaciones, “te imaginas el doblete -se ríe- el de Honor y por ‘Autómata'”, bromea con Efe, porque esta película, que protagoniza y produce bajo la dirección de Gabe Ibáñez, es para Banderas su apuesta más querida y que espera que “pronto encuentre su público”, como está pasando en lugares tan lejanos como Taiwan, Hungría o Rusia.
Y no entiende que, cada vez que emprende un proyecto arriesgado, “le den palos”, en lugar de empujarle y darle ánimos: “Yo nunca pensé que meterme en la producción iba a ser un camino de rosas. Ha sido un trabajo de hormiguita y a veces me he sentido muy solo (…) Aunque una película no haya salido bien, a mí no me quita el orgullo de haberlo intentado”.
“La idea es seguir hacia adelante, arriba y adelante”. Y después de asumir y analizar, “dar el segundo paso”. “No me voy a rendir”, ha advertido.
Sin embargo, dedicará el premio no solo a los compañeros, sino al público: “El mensaje debe ir dedicado a la recuperación y a la reconquista de nuestro público. Hay que hablarle con cariño, trabajar con honestidad y atraerlo para que llenen nuestras salas y se sientan orgullosos de sus profesionales”.
Desde su estreno en “Laberinto de pasiones” (1982), la primera de sus colaboraciones con Pedro Almodóvar, hasta “Autómata”, más de 90 películas acreditan a este profesional ganador además de la Medalla de Oro de la Academia en 2004 y que calcula que en 2015 llegará al centenar: le esperan los estrenos de “Los 33”, “Knight of Cups”, la nueva de Bob Esponja y “Altamira”.
Estos, entre otros proyectos, porque ha desvelado que es posible, e “incluso, probable” que haga teatro en España.
Y además, el también director de “Locos en Alabama” y “El camino de los ingleses” trabaja en tres guiones de los que espera “sacar alguno adelante”, si bien entiende que una película lleva “mucho tiempo”, y ese no es hoy uno de sus mayores bienes.
“Si pienso en todo lo que me ha pasado, sería impensable, no entraba en mi cabeza”, comenta el mismo chico que, cuando se arriesgó a salir de Málaga para venir a Madrid, con veinte años, hubiera sido feliz con “estar en la quinta fila del teatro con una lanza, pero que me llamaran actor”.
Hoy, y a pesar de su trayectoria, no se siente suficientemente sabio para dar consejos a los que empiezan. Si acaso, uno: “Aunque suene cursi en este mundo tan confuso y tan raro en el que vivimos -ha dicho-, el consejo es amor por aquello que haces”.
“No busques lo que hay detrás del tiempo que empieza cuando dicen, ‘Corten’. Lo hermoso de esta profesión -reflexiona- está entre ‘acción’ y ‘corten’. Hay muchos mundos paralelos (…), que se enganchen a la esencia de lo que significa esta profesión, tanto si son directores como actores, porque todo lo demás vendrá”.
“Si te enganchas a esta profesión porque te puede dar dinero o fama, cometes un gran error y, probablemente, acabes siendo muy infeliz”, advierte.
Una carrera “marcada por el riesgo y el compromiso”, como le reconoce la Academia, que no siempre tiene el brillo “de lo guapos” que salen “en la alfombra roja”.
“Viajo mucho, vivo de hoteles -se desnuda el actor-. Mi casa son los set, imagínate el tiempo que he pasado fuera de casa, en tantos años”, aunque de inmediato asegura rotundo: “Sí, mereció la pena”.
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