MVS. La delincuencia y la violencia son los principales problemas que enfrentan los mexicanos, que generaliza y naturaliza la crisis de las instituciones, señala el sociólogo, José Luis Cisneros, profesor-investigador adscrito al Departamento de Relaciones Sociales de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Para el Dr. Cisneros, “el secuestro tiene que ser comprendido como una forma de violencia… es el ejercicio de poder y de una fuerza de coerción que un sujeto aplica a otro”. El investigador apunta que, estructuralmente, el origen de la criminalidad “parte del empobrecimiento, la desigualdad social y la exclusión, que son producto de una crisis económica y un deterioro de los modelos tradicionales que conforman la estructura de una sociedad”.
El secuestro es “una violencia que se presenta en una relación de poder y dominación, la cual se muestra como un reflejo de un micropoder que florece bajo la sombra de una violencia social contemporánea que se nutre de la corrupción, la pobreza, la falta de oportunidades y se origina en la ausencia de una vida digna”, agregó el académico de la UAM.
También, agrega el Dr. Cisneros, este delito, “obedece a una violencia estructural caracterizada por los efectos políticos, los ajustes económicos, la concentración de la pobreza, la desigualdad social, la pérdida de credibilidad en las instituciones y el vacío de poder y de autoridad”. Del 2007 al 2014 se registraron 9 mil 43 secuestros, de los cuales 83.8 por ciento fue perpetrado contra hombres y 16.1 por ciento contra mujeres. “Más allá de las estadísticas, los programas para disminuir las cifras de delitos sólo forman parte del escenario político, cuyos ritmos y tiempos no han permitido diseñar políticas de Estado en materia de prevención y lucha contra la delincuencia”.
Para el sociólogo “el fracaso del combate al crimen organizado obedece a lo limitado de las reformas emprendidas por el Poder Legislativo, al no lograr integrar y coordinar a las policías a nivel federal”.
“La falta de credibilidad hacia las instituciones de seguridad y justicia; la ausencia de acciones de prevención; el uso de un modelo de seguridad militarizado y no civil arraigado en las comunidades, y la historia de las corporaciones policíacas que ha erosionado el tejido social a través de la impunidad y el cinismo”.
En este marco, desde la década de los noventa se han registrado incrementos anuales de hasta 35.4 por ciento en promedio en los delitos. Se estima que el 75 por ciento de los secuestros en el mundo se registran en América Latina, y México ocupa el segundo lugar, después de Colombia.
De manera directa esta industria en nuestro país se ha articulado con el negocio de los cárteles de las drogas y el lavado de dinero. Su participación ha alcanzado tal magnitud que los expertos estiman que, en México, se lavan en promedio 15 mil millones de dólares anuales, casi un cinco por ciento del PIB.
En un escenario contextualizado por el miedo, el secuestro junto con el fenómeno de la inseguridad, han proliferado las empresas de seguridad, muchas de ellas ilegales. En 2012 se detectaron 6 mil 545 compañías irregulares y en 2013 7 mil 341 en situación ilegal, en un panorama donde el gobierno no intenta someterlas a control, finalizó el investigador de la UAM.
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