Notimex. Música dinámica, un argumento sencillo, pero lúdico, y la dramatización de la soprano Lourdes Ambriz, el tenor Edgar Villalba y el bajo Charles Oppenheim, se unieron a la interpretación virtuosa de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), que hoy ofreció un par de funciones de la ópera “Bastián y Bastiana”, de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791).
La Sinfónica Nacional fue dirigida eficazmente por el huésped Iván López Reynoso para deleite de más de mil personas que acudieron a la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, donde se llevó a cabo el primer programa familiar del año de la agrupación.
Con una orquesta en la que predominaron los violines, la partitura que escribió el compositor cuando contaba con apenas 12 años de edad atrapó las miradas de los presentes, no sólo por la música y personajes, sino por la presencia del propio Mozart, interpretado por el actor Ricardo Zárraga, quien narró la pieza.
La historia se centra en estos dos personajes: Bastián y Bastiana; esta última, una pastora que sufre porque su amado Bastián la ha abandonado. Bastiana solicita la ayuda y el consejo de Colás, de quien dice tener poderes mágicos.
El veredicto de Colás es que Bastián no ha sido infiel, sino que ha sucumbido temporalmente a los encantos de una noble dama del castillo; Colás le aconseja a Bastiana adopte una actitud frívola y coqueta para recuperar a su amado.
Pronto Bastián se presenta ante Colás, lleno de remordimiento y se sorprende de que Bastiana haya puesto atención en un nuevo admirador; Colás realiza un ritual mágico y le informa a Bastián que pronto verá de nuevo a Bastiana. Al final, el ingenio y la magia cumplen su cometido y los amantes se reúnen, cantando loas a Colás.
Teniendo como escenografía únicamente la proyección de nubes, en el montaje participan la soprano Lourdes Ambriz, quien personifica a Bastiana, el tenor Edgar Vallalba como Bastián y el bajo Charles Oppenheim, quien da vida al mago Colás.
Se suman los bailarines, Indra Alzati, Daniel Fernández y Martín Morales.
El propio Mozart cautiva a los presentes, pues el célebre compositor interrumpe hasta en tres ocasiones la obra de manera chusca, corrigiendo en su mayoría algunos diálogos de los personajes principales, quienes se unen, luego se separarse por celos.
La obra en un acto que se estrenó en Viena en 1768 y se volvió a presentar hasta 1890 en Berlín, además de presentar números hablados y otros cantados, se apoya en algunos muñecos de papel, los cuales hacen su aparición a lo largo de este obra de amor.
El libreto está basado en “Les amours de Bastian und Bastienne”, parodia escrita por Marie-Justine-Benoîte Favart y Harry de Guerville, sobre una comedia pastoril de Jean-Jacques Rousseau, titulada “El adivino de aldea”, escrita en 1752.
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