Notimex. “El castillo”, que se puede describir perfectamente como otra de las pesadillas kafkianas, está ya en las mesas de novedades de muchas librerías del país. Lo novedoso es que está a disposición de los lectores en español.
Franz Kafka (Praga, 1883-1924), quien nació en el seno de una familia judía acomodada, dejó para la posteridad esta obra que ahora llega al mercado nacional mexicano gracias a la traducción de José Rafael Hernández Arias. Las ilustraciones se deben a Luis Scafati.
En 352 páginas, “El castillo” se suma a la Colección Clásicos Ilustrados de la editorial Sexto Piso. El sello ya tiene en su catálogo “Aforismos de Zúrau” y “Dibujos” de este mismo autor, uno de los escritores de culto que más adeptos ha cosechado en el mundo.
La centralidad de Kafka en el canon literario del Siglo XX y la alargadísima sombra que proyecta en la posteridad tienen muchas explicaciones. Quizá, él mejor que nadie supo diagnosticar los traumas de su época y se atrevió visualizar hasta los horrores por venir.
Sus visiones alienadas, paranoicas y pesadillescas, sus infernales laberintos burocráticos (y su sinsentido racional) daban forma a una nueva clase de soledad y de indefensión, inequívocamente modernas. Esa es una realidad de su personalidad reflejada en su obra.
El desamparo metafísico, la anulación del individuo bajo el peso del Estado, paralizado en una maraña de leyes y designios opacos en las redes de un poder difuso e irrebasable. Todo eso expresaba no sólo el sombrío advenimiento de las sociedades totalitarias.
También, el carácter esencial de nuestro tiempo y en ese sentido, “El castillo” no puede dejar de ser una novela completamente kafkiana, absorbente y desconcertante: Un mal sueño sublime que los numerosos lectores de este autor han esperado leer en español.
“El castillo” relata la historia del agrimensor “K”, que acude a la llamada de un pueblo adscrito a un castillo para que realice trabajos profesionales. Para ello, abandona a su patria, su trabajo y su familia y cuando llega allí le hacen saber que no hace ninguna falta.
Consecuentemente, se siente marginado por la comunidad, desde el primer momento, y comienza una lucha a ciegas para conseguir una entrevista con la administración, pero encuentra que se le cierran todas las puertas. La burocracia y otros vicios están presentes.
Las hermosas y sofocantes ilustraciones de Luis Scafati (Argentina, 1947) ahondan en la atmósfera sórdida y onírica de la obra y le sientan como un guante al universo asfixiante y turbador de Kafka, cualidades que saltan a la vista de lector, sea consumado o lego.
De Kafka cabe recordar que aparte del alemán, dominaba el checo, el francés, el latín, el griego y el hebreo. Escribió tres novelas, “El proceso”, “El castillo” y “El desaparecido” y la novela corta “La metamorfosis”, así como un interminable número de relatos cortos.
Su obra representa una de las cumbres más altas de la literatura alemana de todos los tiempos y se ha colocado por sí misma entre las más influyentes e innovadoras del Siglo XX. En 2005, el sello Sexto Piso le publicó “Aforismos de Zürau”, y en 2013, “Dibujos”.
De Luis Scafati, quien estudió artes, parte de sus trabajos se recopilaron en el libro “Tinta China” (1986) y a la fecha ha ilustrado ediciones de clásicos como “Don Quijote de la Mancha”, “Martín Fierro”, “La metamorfosis”, “El gato negro” y “La peste escarlata”.
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