Notimex. La obra de José Emilio Pacheco es como una segunda piel que nos brinda el alma, consideró el narrador y ensayista Vicente Quirarte, al hablar de las cualidades poéticas un hombre que, sostuvo, no daba consejos porque su ejemplo provenía de la acción.
Durante la primera sesión del homenaje “José Emilio Pacheco. La memoria encendida”, organizado por El Colegio Nacional, Quirarte consideró que su sólo nombre es “sinónimo de la confianza nacida de la posesión de una obra, que hacemos orgullosamente nuestra”.
“Sus sílabas -agregó- contienen a un ser humano en el que nos conjugamos todos, de ahí su poder de convocatoria, su legión de lectores cada día más jóvenes, que en él descubren su propia rebelión ante la cotidiana injusticia de un mundo donde todo parece mal armado, mal repartido, mal nacido”.
Desde su principio de labor creativa, Emilio se impuso hacer la suma del universo con las mejores y justas palabras, no daba consejos, su ejemplo provenía de la acción, por eso sus lectores buscaban con ansias la nueva publicación de José Emilio, aseguró.
Para Quirarte, el poeta debe ser un loco profesional y desatado, así como rebelde en todas las fronteras. “José Emilio lo sabía y siempre creyó que la poesía era un diálogo con el otro”.
El poeta, recordó, solía decir: “escribo y eso es todo, escribo doy la mitad del poema, poesía no son signos negros en la página blanca, llamo poesía a ese lugar de encuentro con la experiencia ajena, el lector hará o no el poema que tan sólo he esbozado”.
Acompañado por la escritora y periodista Cristina Pacheco, viuda de José Emilio, abundó que el amor por la poesía que sentía éste no se redujo a dar prueba de sus cualidades personales, lo cual hubiera bastado, y quiso ofrecer además los afanes de otros, por eso su antología de la poesía mexicana y sobre todo la antología del modernismo son obras fundamentales para entender el desarrollo de las palabras de la tribu.
En su oportunidad, el poeta Marco Antonio Campos se refirió a la obsesión de Pacheco por escribir bien la poesía. “Todos saben de la obsesión por el lenguaje de José Emilio era darle brillo como decía él a las desgastadas palabras, que no se corrompan ni paralicen, aún la frase hecha o las experiencias idiomáticas”.
“Pacheco, como lo hacía magistralmente Jaime Sabines, las reinventa ya tomándolas como asunto del poema, ya dándoles un giro y haciendo un nuevo juego verbal”, afirmó Campos.
Sobre los temas que abordaba, recordó que en él siempre hay una idea y una narración. Eso de que la poesía no deba de contar nada como creyeron muchos en el siglo XX, es una idea de ellos porque durante 40 siglos la poesía siempre contó algo.
“En los poemas de José Emilio siempre contaba algo, contra las pirotecnias y los fuegos fatuos de las vanguardias, el poeta José Emilio apostó con una poesía legible”.
Luego, el editor, poeta y traductor Marcelo Uribe halagó la obra de José Emilio Pacheco por contener “proporciones tan gigantescas que cada lector adopta siempre una versión distinta de ella; cada quien tiene su propia antología, unos entraron por ‘Inventario’ y se quedaron ahí y otros entraron por ‘Batallas…’ y se quedaron ahí, otros entraron por la poesía y se quedaron ahí.
“Cada quien ha hecho suyo un José Emilio Pacheco de un modo íntimo, por eso ha sido un escritor con tantos millones de lectores en nuestro país y muy pocos escritores se puede decir esto”, concluyó Uribe.
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