Montaje humaniza al Rey Poeta Nezahualcóyotl

Notimex. Sonidos prehispánicos y frases en náhuatl ofrendados a los cuatro puntos cardinales son el preámbulo que antecede la puesta en escena “Huellas de poeta mayor”, de Felipe Galván, que apuesta por la educación como elemento indispensable para hacer frente a las “circunstancias” que a veces nos hacen caer en círculos viciosos.

La propuesta escénica, que toma como punto de partida al llamado “Rey Poeta”, ejemplo de gobernante, reflexiona sobre cuestiones como si la corrupción son inherentes a la genética o a la cultura del hombre, pues sin pretender justificar estas conductas, las encuentra a lo largo de la historia, tanto en pasajes de las escrituras bíblicas, como en los antecedentes prehispánicos de este país.

Según Galván, la idea es mostrar que son incorrectos aquellos axiomas que rezan que los mexicanos son corruptos, porque en la propia historia de la humanidad el hombre en esencia tiene aspectos buenos y malos.

El trabajo, que se llevó cuatro meses de preparación, se presentará en la terraza del Museo del Estanquillo, los sábados y domingos de las próximas cuatro semanas, con las actuaciones de Marco Antonio Sámano (El de siempre), Marcos Zempoaltecatl Herrera (El de ahora) y Rosalba Carrillo (Circunstancia).

Comienza con una especie de diálogo entre pasado y presente, en medio de un juego de pelota prehispánico y un juego de frontón actual. Ambos personajes dan su punto de vista en torno a la formación del espíritu y del cuerpo respectivamente.

El análisis de Nezahualcóyotl ante un psiquiatra que devela algunas de sus miserias, en medio de la defensa que hace de sí mismo como el poeta más importante de su época, da paso a un episodio donde el Rey Poeta presume su mezquindad y se apodera de la doncella de uno de sus jefes militares, a quien manda combatir en su nombre.

La historia se repite en Israel, en un salto al pasado, cuando el Rey David se apodera de la mujer de su general Urías, mostrando qe el deseo es una de las motivaciones que debilitan los valores.

Ante ello, explica Galván, no queda más que hacerle frente a la realidad que nos toque enfrentar a partir de educación, de la formación de las nuevas generaciones en un sistema de valores, que rescate el tejido humano, a partir de aprender de la historia, de no repetir los mismos errores, de evolucionar en la línea del tiempo.

El ser humano no es corrupto per sé pero debe aprender a conocer la realidad, no mirarse en el reflejo que otros pretenden imponernos por interés, conveniencia, o incluso por sumisión.